EL BOSCO Y SUS «INFIERNOS»

 

Bosco- nhy- El jardín de las delicias- mil quinientos cinco- museo del Prado

 

Los emblemas y los monstruos que El Bosco representa corresponden -así lo opinaba uno de sus críticos- a las obsesiones que hoy confiesan los pacientes (como hacían con toda probabilidad en la época del pintor los penitentes), y es precisamente este aspecto lo que hace sus «Infiernos» tan inquietantes y terribles. Lo cuenta Marino Gómez Santos en «La medicina en la pintura» y ese punto de los infiernos de El Bosco es tratado también por Kenneth Clark en «Civilización»: «El Boscodice el director de la National Gallery de Londres – procedía de una región de los Países Bajos que fue de las primeras en industrializarse, y de niño el resplandor de las fundiciones de hierro debe de haber añadido una imagen muy real a los horrores imaginarios que poblaban su mente. El Bosco era muy admirado en Venecia, y la fundición aparece como boca del submundo pagano. Los pintores llevaban bastante tiempo utilizando fundiciones para acrecentar el impacto imaginativo de sus obras con lo que hoy llamaríamos un efecto romántico; y las habían introducido en sus cuadros para simbolizar la boca del infierno. Y el primero en hacerlo fue El Bosco en torno a 1485″.

Kayser, en «Lo grotesco», se adentra en detalles de esos «infiernos» que el pintor presenta y al comentar su cuadro «El reino milenario», recuerda que la parte central muestra la vida terrestre en «el jardín de los placeres» y el ala derecha, el infierno. Por entre el hervidero de gente en primer plano y el paisaje de ocaso en llamas, en la parte de arriba, se destacan enseguida algunos detalles: dos orejas gigantescas que, solitarias, y sólo separadas por un cuchillo, recorren el mundo (las manchitas en ellas y alrededor de ella, son hombres), o también la cabeza aislada cuyo sombrero termina en una gaita enorme en la cual hormiguean, otra vez, cuerpos humanos».

Recuerda también Kayser que El Bosco, en su tiempo, dejó perplejos a sus contemporáneos y para unos el pintor fue «un santo ejemplar» y para otros un «hereje inteligente». En sus cuadros aparecen agujas de cristal que al crecer penetran a través de unas hojas excesivamente grandes; a partir de ellas proliferan arbustos enteros o también palos y bolas de vidrio que terminan en agujas. Alrededor de ellas brota una vida extraña: hay pájaros desconocidos, peces voladores, hombres alados que balancean bolas de vidrio o cogen peces; en resumen, una mezcla aterradora de elementos mecánicos, vegetales, animales y humanos se nos presenta como nuestro mundo que, a su vez, ha perdido sus proporciones.

 

pintores.-rvyhhn.-El Bosco.-Tentaciones se San Antonio.-Museo del Prado

 

En 1977, hablando de El Bosco en Madrid con el psiquiatra español  Rof Carballo, me decía que siempre se preguntaba por qué ha interesado tanto El Bosco  en España. ¿Ha sido por simple curiosidad? El subconsciente español es un misterio, añadía, y hay  dos pintores – uno Brueghel, que apasionó mucho, quizá por pintar esas cosas pequeñitas; y acaso El Bosco, también por pintar así -, pero el secreto del Bosco está todavía por aclarar: si representaba a la secta de los iluminados…, o simplemente representaba sueños…; nada de ello realmente está claro, y el cuadro del «Milenium» es un cuadro fabuloso. El Bosco es otro pintor enigmático, que se anticipa a Freud inmensamente. Si quisiera concentrar en una palabra mi pensamiento, diría que, para mí, El Bosco me interesa porque, de pronto, no siendo español, es un pintor que fascina a España, y si fascina, es por la riqueza del subconsciente, el contenido del subconsciente que manifiesta.

 

El Bosco- ny-descubriendoelarte es

 

España es un país enemigo del subconsciente, (que se ha opuesto siempre a toda clarificación del subconsciente),  me decía Rof, aún cuando la riqueza del escritor español de subconsciente queda bien manifestada en Goya; entonces, ¿por qué esa gran fascinación de un pueblo adverso y hermético al subconsciente por un pintor que no está nada más que expresando simbolismos conscientes y anticipándose a Freud?

Esta fascinación por El Bosco es la que se va a poder comprobar en la gran exposición del Museo del Prado.

(Imágenes.-1.-Tríptico de las delicias/ 2.- Las tentaciones de San Antonio/ 3.- El carro de heno)

BRUEGHEL Y LA DETENCIÓN DEL TIEMPO

En un momento de la película de Lech Majewski «El molino y la cruz», Brueghel levanta su mano del cartapacio en el que pinta y detiene la evolución del tiempo. El tiempo obedece al artista, el movimiento de los aires y de los personajes se pliega a la mano del artista y el artista paraliza el tiempo, lo congela y lo plasma en unos trazos, el flujo y devenir de las vidas, sus antecedentes y continuaciones quedan fijados en el instante mismo del cuadro, como ocurre en el instante mismo de todos los lienzos, como ocurre en las instantáneas de las  fotografías. Karel van Mander recuerda en sus «Vidas de pintores flamencos», que «Brueguel, en el transcurso de sus viajes, hizo un número considerable de apuntes del natural; tantos que se ha podido decir de él que al atravesar los Alpes se había tragado una enorme cantidad de montes y rocas para vomitarlas – a su regreso – sobre lienzos y paneles, tanta era la exactitud con que reproducía la naturaleza».

Brueghel.-r7hyh.-La subida al Calvario.-1564

Brueghel estaba tan continuamente excitado por lo que veía, y poseía poderes tan prodigiosos de observación y memoria, que su lugar se encuentra entre esos maestros, a los que Kenneth Clark en «El arte del paisaje», encuadra en el » paisaje de fantasía». En esa fantasía aparece el lugar elevado, unas montañas escarpadas y una vista distante por la que transitan – en el caso de esta composición de 1564 – más de quinientos personajes. Las casacas rojas de los soldados se mezclan con los blancos caballos y en los carromatos asoman las muecas de los aldeanos a los que Brueghel se afanaba en vestir con precisión campestre, sirviéndose en sus bocetos de toda la minuciosidad propia que a veces puede quedar disuelta entre la multitud. Pero lo interesante quizá de este film de Majewiski es ese doble movimiento: la paralización de la escena gracias al gesto del pintor y el discurrir de las vidas inventadas antes y después de tal paralización.

Toda fotografía congela el fluir de una vida y todo cuadro intenta también detenerlo. Las vicisitudes, historias, ocupaciones y preocupaciones vienen y van en el río de la existencia y, tras la pincelada y el flash, volverán a marchar por el camino del vivir.

(Imagen.-Brueghel.-«La subida al Calvario».-Kunsthistorisches Museum.-Viena)

¿QUÉ ES UNA OBRA MAESTRA? (1)

El artículo del argentino José Emilio Burucúa publicado recientemente bajo el título «¿Qué es una  obra maestra?» nos lleva a otras preguntas similares, las formuladas, entre otros, por Kenneth Clark,  Arthur C. Danto o Werner Spies. «Las definiciones abstractas de la expresión obra maestra – dice Kenneth Clark -, como la definición abstracta de la misma belleza, constituyen un ejercicio de ingenio, pero sólo guarda una relación remota con la expresión(…) La Anunciación de Donatello, por ejemplo, parece sencilla, pero quien haya contemplado durante largo rato esta obra sublime habrá experimentado una serie de emociones profundas y complejas». Clark, tras recordar que Donatello había visto una obra griega, fuese original del siglo V o una copia del período helenístico, y percibiendo que aquello era una lápida, decidió devolverla a la vida, poniendo entonces de manifiesto» dos de las características de las obras maestras : la confluencia de recuerdos y emociones para conformar una única idea, y el poder de recrear las formas tradicionales de tal modo que sean expresivas de la época del artista y no obstante mantengan la relación con el pasado; las obras maestras no deben tener «el espesor de un hombre, sino el espesor de muchos hombres», como señaló Lethaby

«En el caso del retrato de Pablo lll, de Tiziano, en Nápoles, se presenta un ejemplo conmovedor de la completa entrega a un personaje complejo– sigue diciendo Clark -.Es posible estar mirándolo durante una hora, como he hecho yo, apartando y devolviendo la mirada, y descubrir algo nuevo cada vez. La cabeza de un viejo sabio, un viejo zorro astuto, un hombre que ha conocido demasiado bien a sus semejantes, un hombre que ha conocido a Dios. Tiziano vio todo esto y mucho más».

Tras recorrer épocas, obras y pintores, Clark se detiene ante «Mujer con guitarra» de Picasso, de 1911. «¿Podemos decirse pregunta – que los grandes cuadros cubistas de Picasso son obras maestras? Yo creo que podemos afirmarlo. Un cuadro como «Mujer con guitarra«, que tan esotérico resultaba cuando fue pintado en 1911, en la actualidad no presenta dificultades a nadie con cierto sentido de la composición animada». A lo largo de su apasionante recorridoRembrandt, Velázquez, Giotto, Roger Van der Weyden, Hugo Van Der Goes, Brueghel, Boticelli, Caravaggio, Giorgione, Rubens, Manet y tantos otros en «¿Qué es una obra maestra?» (Icaria) – el gran historiador inglés vuelve a su teoría:» una obra maestra es la de un artista genial que ha sido absorbido por el espíritu de la época de tal forma que su experiencia personal se convierte en universal».

Largo debate, gustos diversos, pareceres valiosos, enfoques distintos.

(Imágenes.-1.-Donatello.-La Anunciación.-Sta Croce.-Florencia/ 2.-Tiziano.-Pablo lll.- Museo de Campodimonte.- Nápoles/ 3.- Picasso.-mujer con guitarra.-1911)