SOBRE EL AJEDREZ

 

 

 

 

juegos.-56ggb.- ajedrez.- vidrieras de ajedrez del Hotel de la Bessée.- Villefranche -sur- Saône.- 1430- 1440

 

 

«Cualquier persona que haya jugado al ajedrez con un muchacho particularmente joven y dotado- comenta George Steiner en «Extraterritorial» (Barral) -, habrá observado la diferencia enorme, casi escandalosa, que existe entre la astucia y la sofisticación analítica de las jugadas sobre el tablero y su comportamiento infantil una vez que las piezas han sido guardadas. He visto a un niño de seis años usar la defensa francesa con tenaz habilidad y luego convertirse, segundos después del partido, en un mocoso chillón y destructor (…)  El niño prodigio, como un adulto, es capaz de visualizar de manera instantánea y, sin embargo, extraordinariamente segura de qué modo han de estar las cosas después de varias jugadas (…) El niño predice el jaque mate en seis jugadas porque la victoriosa posición inicial, la configuración más eficiente de sus piezas en el tablero, se encuentra «allí» de cierto modo, clara y precisamente enfocada por su mente».

Ahora que se evoca de nuevo la pasión del ajedrez, se quiere imponer el ajedrez como asignatura y este juego va a entrar en las aulas, célebres jugadores literarios nos traen sus recuerdos. Nabokov, que en su cuarto de baño con azulejos del Montreux Palace tenía junto al inodoro

 

juegos.-yeddv.-ajedrez.-Maurice Lalau.-1909

 

un tablero de ajedrez, con las piezas en su lugar, fue durante muchos años un estudioso de los problemas de ajedrez. Brian Boyd en su biografía del profesor y novelista cuenta las partidas de Nabokov con el filósofo Max Black, ex campeón de ajedrez en la Universidad de Cambridge y que había derrotado una vez a Arthur Koestler, ex campeón de la Universidad de Viena, y lo había hecho en cuatro movimientos. El filósofo recuerda que cometió el error de suponer que Nabokov era un jugador muy fuerte, y deliberó con mucho cuidado los movimientos. Nabokov sabía que no era un as del tablero: las cualidades de la imaginación que le permitían componer tan magníficos problemas de ajedrez no

 

juegos.-r566y.-ajedrez.-Sir William Orpen .-1902

 

tenían tiempo para funcionar en una competición. Con todo, rara vez encontraba a alguien capaz de igualarlo en el juego. Para sorpresa de ambos, Black lo venció fácilmente en una partida que apenas duró quince minutos. Nabokov pidió una revancha inmediata, y perdió casi en el mismo tempo.

Nabokov, en 1969, comenzó a preparar la copia en limpio de su obra «Poemas y problemas». Quiso combinar poemas y problemas de ajedrez. «Me niego a disculparme – dijo – por haberlo incluido. Los problemas de ajedrez exigen del compositor las mismas virtudes que caracterizan a todo arte digno de este nombre: originalidad, inventiva, concisión, armonía, complejidad y una magnífica falta de sinceridad… Los problemas son la poesía del ajedrez». A finales de los años sesenta y principios de los setenta – cuenta Boyd -, sus años más prolíficos en lo tocante

 

juegos.-88y,.ajedrez.-Adolphe Francois Monfallet.-1887

 

al ajedrez, Nabokov se hizo suscriptor de «The Problemist» y calificaba los problemas de cada número (…) En enero de 1970 le invitaron a participar en el equipo norteamericano como redactor de problemas en futuros torneos internacionales de problemas de ajedrez. Para Borís Spaski, uno de los problemas de «Poemas y problemas» merecía un elogio especial. Los fanáticos suscriptores de «The Problemist» definían sus problemas de los sesenta y los setenta como no especialmente difíciles pero ingeniosos y excepcionales por la original redacción (…) « Sus problemas difieren radicalmente entre sí en lo tocante al diseño, pero comparten estos rasgos: no dependen de un conflicto forzoso, sino de la mera sorpresa del diseño central en sí: por ejemplo, la sorpresa de un rey errante; soluciones falsas tan complejas como la única solución verdadera; una reina que pese a todo su poder tiene que exiliarse a un remoto rincón del tablero; el forzado circuito de una torre que ataca; un destello de inesperada simetría; una súbita visión de las variantes, y una divertida abundancia de jaques descubiertos».

 

juegos-ffvv-ajedrez- Nils Gustav Wentzel- mil ochocientos ochenta y seis

 

(Imágenes.- 1.-vidrieras de ajedrez del Hotel de la Bessée- Villefranche-sur- Saône- 1430/ 2.-Maurice Lalau- 1909/ 3.-Sir William Orpen -1902/ 4.-Adolphe Francois Monfallet- 1887/ 5.-Nils Gustav Wentzel– 1886)

ANNA KARENINA

Ana Karenina.-7hu.-Keira Knightlet en el papel de Ana.-foto Laurie Sparham

Respetando todas la opiniones y gustos cinematográficos, he aquí una nueva versión de Anna Karenina con la plasticidad luminosa de Joe Wright. Numerosas y célebres adaptaciones en la pantalla y numerosos y célebres estudios en torno a la novela, a sus sentimientos y a sus personajes. Steiner dedicó un libro entero –  «Tolstoi o Dostoievski» – a comparar lo dramático del segundo con lo epopéyico del primero, y Nabokov consagró varias de sus clases en Cornell al análisis del libro. Para enseñar bien «Anna Karenina» Nabokov hacía primero un dibujo del atuendo que Kitty se habría puesto para ir a patinar. Cronometraba y trazaba mapas de las novelas – y así lo recuerda Boyd en su biografía – en parte por la sorpresa que le deparaba ese ejercicio, en parte para que los libros quedaran grabados en la mente de los alumnos. A la novela de Tolstoi Nabokov le dedicó al principio seis clases que terminaron siendo diez y ocuparon quince en el de narrativa europea. Le interesaban mucho los detalles, como ya recordé aquí al hablar del «bolso de Anna Karenina«. Los dolores del parto que aparecen en el libro, la complejidad de

kinopoisk.rula mente de Tolstoi o la manera de tratar el tiempo en el novelista ruso le provocaban intriga como profesor. Por su parte, Steiner desciende en su estudio a muchas situaciones que pueden contemplarse en esta película. En la escena del teatro, por ejemplo, «la intensa ironía -dice Steiner – viene del decorado; la sociedad condena a Anna precisamente en el lugar donde la sociedad es más frívola, más vanidosa, más sumergida en la ilusión«. Muy probablemente tanto Steiner como Nabokov conocerían las variantes que existen de los borradores de esta novela. Tolstoi, antes de redactar su texto definitivo, hacía que Anna unas veces se llamara Tatiana y otras Anastasia. Pero quizá lo más interesante como aportación del inicio del proceso creador en el gran novelista del XlX sea la nota que la condesa Sofía redacta el 24 de febrero de 1870: «Ayer por la noche, León me ha dicho que él ha entrevisto un tipo de mujer casada, y de gran mundo, que se encontraría perdida. Me ha explicado que su tarea consiste en pintarla únicamente digna de piedad y no culpable y que desde que ese tipo de mujer se ha presentado en su novela, todos los personajes que él había imaginado anteriormente han encontrado su sitio y se han ido agrupando en torno a esta mujer».

(Imágenes.-Keira Knightley en escenas de «Anna Karenina» de Joe Wright)