DOS TEXTOS DE KAFKA

 

 

”He escondido mi inteligencia en la mano, llevo la cabeza alta con alegría, pero la mano cuelga cansina, la inteligencia tira de ella hacia el suelo. Mirad esta mano pequeña, coriácea, cruzada por venas, surcada de arrugas, de arterias prominentes, de cinco dedos; suerte que he podido poner a salvo mi inteligencia en tan discreto recipiente. Y lo mejor de todo es que tengo dos. Como en el juego infantil, pregunto: en qué mano tengo la inteligencia, y nadie lo adivina, porque sé pasarme la inteligencia de una mano a la otra en el acto, a través de unos pliegues de las manos.”

Franz Kafka – noviembre 1922 – (“Escritos póstumos”)

 

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“Lo característico de la ciudad es que está vacía. Por ejemplo, la gran Ringplatz siempre está vacía. Los tranvías que se cruzan allí siempre están vacíos. Su campanilleo suena ruidoso, agudo, liberado de la necesidad del momento. El gran bazar que empieza en la Ringplatz y lleva, a través de muchas calles, hasta una calle alejada, siempre está vacío. A las numerosas mesitas al aire libre del café que se extiende a ambos lados de la entrada del bazar no hay ningún cliente sentado. La gran puerta de la vieja iglesia situada en el centro de la plaza está abierta de par en par, pero nadie entra ni sale. Las escaleras de mármol que suben hasta la puerta reflejan con una fuerza poco menos que incontenible el sol que cae sobre ellas.”

Franz Kafka – 1924 – (“Escritos póstumos”)

(Imágenes-1- René Magritte – 1965/ 2- Daniele Cestari)

CONSEJOS A UN HIJO

 

 

«Querido niño: – le escribe el conde de Chesterfield a su hijo Philip ( octubre de 1747)

El arte de agradar es muy necesario pero también difícil de dominar. Es imposible reducirlo a meras reglas. Aprenderás más que de mí, de tu buen juicio y tus dotes de observación El método más seguro es seguir la siguiente máxima : » Haz lo que te gustaría que te hicieran».

Adopta el tono de la persona con quien te encuentres y no pretendas marcar el tuyo; muéstrate serio, alegre o incluso banal, dependiendo del humor de quien te acompañe. Es esta una obligación del individuo ante la mayoría. No cuentes historias en compañía: no hay nada más tedioso y desagradable. Si por ventura conoces una historia muy breve y sobradamente pertinente al respecto del tema que se esté tratando, relátala con la mayor concisión, y deja caer que no te gusta contar historias pero que te animas a hacerlo por su brevedad. De todas las cosas, elimina de tu conversación el egoísmo y no quieras nunca entretener con tus preocupaciones personales o asuntos privados. Aunque a ti te sean interesantes, a los demás les resultarán tediosos e impertinentes. Además, siempre es recomendable ser discreto al respecto de tales asuntos».

 

 

Tres años después le aconseja:

«Fija una hora determinada y un día de la semana para tus cuentas y mantenlas en orden. De esa manera te quitarán muy poco tiempo y jamás podrán engañarte.

No leas nunca historias sin tener mapas y cronologías a mano, que deberás consultar constantemente. Sin ellos, la historia no es más que una confusa sucesión de hechos.

Levántate temprano y a la misma hora todas las mañanas, aunque la noche anterior te hayas quedado despierto hasta tarde. Te asegurarás así al menos una o dos horas de reflexión y lectura antes de que comiencen las habituales interrupciones matutinas y te será saludable, pues te obligará a irte a la cama temprano al menos una noche de cada tres».

 

 

(Imágenes-1-Antonio Mancini– 1875 galería nazionale de arte moderno/2 y 3 – Andrea Mastrovito- andreamastrovito.com)

CANTAN, CANTAN LOS PÁJAROS

«Cantan. Cantan.

¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Ha llovido. Aún las ramas

están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan

los pájaros ¿En dónde cantan

los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaulas.

No hay niños que los vendan. Cantan.

El valle está muy lejos. Nada…

Yo no sé dónde cantan

los pájaros – cantan, cantan -,

los pájaros que cantan».

Juan Ramón Jiménez

(Imágenes.- 1.- Neil Farber.-2007/ 2.-Andrea Buzzichelli)