CIUDADES LITERARIAS

 

ciudades-yngg-Praga- tranvía- Jakub Schikaneder- mil novecientos diez

 

Cuando releo el delicioso libro de Nuria Amat «Viajar es muy difícil» (Anaya & Mario Muchnik) sus páginas me llevan otra vez hasta ciudades literarias de sombras, farolas y adoquines por donde transitan, al costado de Borges o de Kafka, señores con bastón y sombrero, parejas de viudas empobrecidas, empleados de banca, oficiales retirados, funcionarios esquilmados, periodistas hambrientos, oficinistas humillados, y tantos y tantos hombres y mujeres que recorren el mundo. Se cruzan con nosotros gentes que viajan para leer, como Henry James, o que viajan para escribir como Joseph Conrad. «Huidizos, expatriados y perseguidos -comenta Amat-, los escritores no tienen casa propia. Tánger, por ejemplo, es una ciudad literaria debido a los muchos escritores que la visitaron y la hicieron suya. Praga expulsa a sus escritores (Rilke, Kafka, Kundera…) ; Trieste, sin embargo, los cobija (Svevo, Joyce) y mantiene (Magris..) Y lo mismo, o parecido, puede decirse de San Petersburgo, Buenos Aires, Venecia…» En el caso de Viena, y refiriéndose más que a los escritores a los músicos, Allan Janik y Stephen Toulmin en «La Viena de Wittgenstein» recuerdan igualmente que pocas ciudades han sido menos generosas que ésta para reconocer en vida a aquellos hombres a los que proclamaría héroes culturales después de su muerte. Franz Schubert, Arnold Schönberg y Gustav Mahler – al que se celebraba como el más grande de los directores pero se le denunciaba a la vez como compositor corrompido –  vivieron con la ciudad un romance sorprendente e insólito.

 

ciudades.-55g.-Brujas.-cacmalaga org

 

Y es en varias de esas ciudades literarias extendidas en las calles del tiempo – entre cafés y personajes inesperados – donde podremos  oír al fondo el ruido de los tranvías. Nuria Amat habla de ellos. No sólo nuestra imaginación nos lleva con rapidez hasta Lisboa, sino también a otros puntos del mundo. En Buenos Aires, Borges iba y volvía en tranvía desde su casa  a la biblioteca pública de Boedo. Pero la parsimonia del tranvía hará decir a la autora que «el tranvía tiene una apariencia estética alada, celebrada por el poeta: «los suavemente tensos hacia atrás cables del tranvía», escribió Kavafis. » El tranvía también, dice Amat, es un anacronismo en sí mismo, una especie de fantasma del mundo industrial. Tan anacrónico, en fin, como la escritura».

 

ciudades.-8uuhnu.-Viena.-1960-Elfriede Mejchar

 

(Imágenes-1-Praga- Jakob Schikaneder– 1910/ 2.-Brujas -Cacmalaga -eu/ 3.- Viena –  Elfriede Mejchar– 1960)

SOBRE LA GUITARRA

música.-55gyy.-guitarra.- Alexander Eckener.-1933

«Las dos manos en la guitarra – aconsejaba Andrés Segovia – son igualmente importantes. La mano debe ser, al mismo tiempo, como líquida, enérgica y fuerte. Las uñas han de ser a un tiempo resistentes y blandas. Duras, para que no se rompan o desconchen, y blandas, para que la calidad del sonido no sea demasiado ácida. Tocar con las yemas es reducir la guitarra a un solo color. En los acordes fuertes hay que tirar de las cuerdas, y eso produce unos chasquidos que nada tienen que ver con los sonidos que se buscan.»

La desaparición hace menos de dos meses de  Paco de Lucía ha llevado a muchos medios de comunicación a hablar nuevamente de la guitarra. Regino Sainz de la Maza, en su ensayo «Historia de la música para guitarra» con motivo de los tres conciertos que se celebraron en el Ateneo de Madrid en abril de 1955, recordaba cómo la guitarra ha estado muy unida a grandes músicos.

música.- r77yy.-guitarra.- joven con guitarra.- 1910.- escuela catalana.- klassiskgitar.net

«Paganini, por ejemplo – decía– , acompañando a cierto Rafael que tocaba la mandolina, hacía sonar su guitarra de manera eminente, usando de acordes de gran dificultad y de arpegios bellísimos, valiéndose de una digitación completamente personal (…) La guitarra de Paganini pasó a manos de Berlioz y hoy se conserva en el Museo del Conservatorio de París. Es un instrumento insigne, construido por el luthier Grobert- Mirecourt en el siglo XlX (…) Berlioz, por su parte, no olvidaba jamás la guitarra en sus viajes, y así se le veía siempre con ella en Subiaco, en los alrededores de Roma, cantando «La Vestale», mientras

música-cfv-Henri Lebasque-guitarra- mil novecientos veintitressu guitarra hacía las veces de orquesta (…) Boccherini percibió igualmente el encanto de la guitarra, que cultivaba con pasión, y así lo revelan los tres quintetos  que escribió en 1778, en los que introduce la guitarra, así como en la última de sus sinfonías, que tiene una parte de guitarra obligada (…)

música.-55rrfn.-Albert Edelfelt.-guitarra.- 1854-1905Igualmente Shönberg, Weber y Stravinsky han utilizado la guitarra en diversas combinaciones instrumentales, y no tan sólo por la rareza de su timbre. Schönberg habla de ella en su «Tratado de armonía» y por otro lado, cuando Falla quiere rendir recuerdo a la memoria de Debussy, es la guitarra el instrumento que elige para cantar sobre su tumba el llanto armónico de las seis cuerdas.»

De todo ello habló y escribió entonces Sainz de la Maza en el Ateneo de Madrid

música.-rr5tt,.- Thomas Eakins.- - guitarra.- 1888

y lógicamente quiso recorrer las grandes figuras de la guitarra, deteniéndose en Fernando Sor en el siglo XVlll y en Francisco Tárrega en el XlX.

música-nnhnn- guitarra-  Jean Antoine Watteau

«Mi labor diaria – confesaba Andrés Segovia sobre su trabajo– consiste en dos horas y media de estudio por la mañana, divididas en dos descansos, cada uno de los cuales después de hora y cuarto de ejercicio. El artista que afirma estar estudiando ocho o diez horas diarias miente o es un burro, porque después de hora y cuarto de trabajo inmenso, los dedos están cansados y la mente también… Por la tarde, igual que por la mañana, con la misma interrupción, después de la cual pueden venir distracciones de muy diferentes especies…

La guitarra está cansada, no yo.»

(Imágenes.-1.-Alexander Eckener– 1933/ 2.-klassiskgitar. net/ 3.-Henri Lebasque- 1923/ 4- Albert Edelfelt/ 5.-Thomas Eakins- 1888/ 6.-Jean Antoine Watteau)

video: Francisco Tárrega.-«Recuerdos de la Alhambra» –Emmanuel Rossfelder)

 

KLIMT Y VIENA

Klimt-tttfb-Klimt y Viena-Gianfranco Lannuzzi- Carrières de Lumières. com

«Las pinturas de Klimt– así lo recordaban Janik y Toulmin en su «Viena de Wittgenstein« (Taurus) – eran creaciones altamente personales, y fueron muy admiradas tanto por sus colegas como por el público, mas no evocaban imitación alguna (…) El uso a gran escala que hizo Klimt del oro y la plata en sus obras contribuye a que nos parezcan iconos modernos, a lo cual contribuye también su estilización de la figura y su empleo de ornamentación no figurativa. El arte de Klimt pretendía reflejar la transformación de lo cotidiano por obra de la imaginación del artista».

Klimt-ruhh-Klimt y Viena- Gianfranco Lannuzzi - Carrieres de Lumière dos mil catorce

Ahora, Viena y Klimt se unen de nuevo y la exposición «Klimt y Viena: un siglo de oro y de colores» se presenta como un espectáculo multimedia, en el que se utilizan un centenar de proyectores para ofrecer obras de Klimt sobre las paredes de las Canteras de Les Beaux-de-Provence, en Francia. Todo un singular acontecimiento.

Klimt-eeftt-Klimt y Viena- Gianfranco Lannuzzi- Carrières de Lumières. com

«Los retratos de Klimt -añadían también en su libro Toulmin y Janik -acentúan siempre la naturaleza estática del sujeto, y el logro de Klimt descansa en su completo dominio de la técnica y en el sumo encanto de su imaginación, que «vendió» al público una forma de arte que no era ni mitológica, ni histórica, ni naturalista (…)»

Pero Viena no habla sólo de Klimt sino – entre muchos otros de Oskar Kokoschka, o de Otto Wagner, Josef Hoffmann, Joseph Maria Olbrich o Adolf Loos en la arquitectura, o de Johann Strauss, Gustav Mahler o Arnold Schöenberg en la música.

Robert Musil en «El hombre sin atributos» había cantado a la ciudad: «¡Ah, Viena, Ciudad de Ensueños! ¡ No hay lugar como Viena!», pero los autores de este libro sobre Viena y su época no dudaban en matizar que «en la

Klimt.-iiuubb- olo.art-com

imaginación popular el nombre de Viena, es sinónimo de valses de Strauss, cafés encantadores, pastelerías que hacen la boca agua y un cierto hedonismo despreocupado y omnicomprensivo. Pero tan pronto como rascamos siquiera levemente esta superficie, emerge un cuadro muy diferente. Pues todas aquellas cosas que han venido a componer el mito de Viena, la Ciudad de Ensueños, eran simultáneamente facetas de otra cara, más sombría, de la vida vienesa.»

(Imágenes.-1, 2 y 3.- obras de Klimt- Gianfranco Lannuzzi.-Carrières de Lumières 2014/ 4.-Klimt- olo-art-com)

MÚSICA Y LITERATURA

Vinteuil en Proust, el compositor fantástico en «En busca del tiempo perdido«, Adrián Leverkün en Thomas Mann, el compositor imaginario en «Doktor Faustus» – la figura en la que se reconoció Arnold Schönberg -: músicos y escritores entrelazados en obras y en historia. En el caso de Proust sus conocimientos musicales fueron acompañados por los gustos familiares, por la frecuentación de los salones donde se celebraban conciertos, por las veladas musicales en el Ritz, las listas de representaciones de óperas, los ballets a los cuales asistió o la invitación para escuchar cuartetos. César Franck, Debussy, Fauré, Wagner, Chopin y Beethoven, entre otros, serán nombrados siempre por Proust con admiración. Ante ese «discurso sin palabras» – que así llamará él a la música – se trataba de reconstruir en cierto modo la obra musical dentro de la gran novela que con ecos y  ritmos propios participaría igualmente de la poesía.

En el caso de Thomas Mann podemos leer en «La novela de una novela«: «No he de olvidar una magnífica interpretación del cuarteto de Busch, en Town Hall, con la perfecta ejecución del opus 132 de Beethoven, esa obra suprema que yo, como por disposición del destino, oí por lo menos cinco veces en los años del «Faustus«. Muy numerosas veces la música ha penetrado en la poesía y en muchas otras ocasiones ha sido ésta la que ha penetrado en la música. En «Il vento de Debussy«, como se ha demostrado certeramente,  la música influyó decisivamente en la poesía del italiano Montale. Como se han mantenido juntas – según varios autores – las poesías de Goethe y los Lieder de Schubert, la poesía de Mallarmé y la pieza de Debussy.

Igual que en en las relaciones entre música y pintura – al que alguna vez me he referido en Mi Siglo al hablar de Chopin y Delacroix -, la música ha transportado a escritores y pensadores, elevándolos por encima del tiempo. El francés Charles Du Bos contaba en su «Diario» (Emecé) al escuchar a César Franck: «Yo no tengo ninguna esperanza de traducir con palabras lo que significa para mí desde hace veintisiete años el quinteto. Desde los primeros compases me siento como girando, enviado de un lado a otro en el espacio, entre cielo y tierra, en una gigantesca hamaca donde, sin embargo, la misma opulencia reviste el valor y la coloración del heroísmo. Uno se siente «transportado» en el sentido etimológico y fuerte de la palabra. Sí, es esto lo que hace el quinteto de Franck: transportar«.

(Pequeña evocación cuando han aparecido una serie de volúmenes de la colección «Los escritores y la música«.-Ediciones Singulares)

(Imágenes:-1.-el violonchelista.-1957.-Robert Doisneau.-all-art.org/2.-Schönberg.-tres piezas para piano. op 11.-nº 1.-wikipedia/3.-trabajo de músico.-Siegerland, Alemania.-August Sander.-all-art.org)