VAN DER WEYDEN

pintores-bvv-van dr Weyden- museo del Prado

 

«El Descendimiento», de Van der Weyden, – dice Eugenio D´Ors en sus «Tres horas en el museo del Prado» -aparece ante nuestros ojos como una puerta triunfal, en la entrada de la pintura flamenca. Van der Weyden estuvo en Roma, y dicen que fue el primer artista flamenco cuyo mérito se vio reconocido por los italianos. Seguramente es, entre los suyos, el que mejor conserva el sentido clásico. Sus obras no están todavía demasiado lejos de la escultura. Tienen -acordémonos de Poussin, acordémonos de Mantegna – algo de bajorrelieves pintados.

En «El Descendimiento», la estrecha agrupación de los personajes pone de manifiesto el carácter estatuario; pero todavía se percibe éste más claramente en otras tablas, que guarda también nuestro Museo, pintadas monocromamente, en grisalla».

 

pintores-bggt- El Calvario- Roger van der Weyden- elonfidencial

 

 

Ahora, tras años de restauración, se expone en El Prado una obra importante de van der Weyden. Vasari en «Las Vidas» anota del pintor que viajó a Roma con motivo del jubileo y trabajó en Ferrara para Lionello de Este. Y Jacques Lassaigne, al hablar de la pintura flamenca, nos va contando que el pintor nació en 1399 en Tournai, en la calle Roc-Saint-Nicaise, y que era hijo del cuchillero Enrique de la Pasture y de Inés de Watrelos. En 1426 se casa con Isabel Goffaert. y ese mismo año es recibido con honores por el magistrado de Tournai con «dos veces cuatro lotes de vino», o sea, el doble de lo que será ofrecido un año más tarde al ilustre Juan van Eyck.

Pero lo más importante no fue su vida sino sus obras. Lassaigne recuerda que «El Descendimiento» está considerada como una de las obras maestras del pintor. «El paisaje del Calvario ha desaparecido, la cruz queda reducida fuera de toda proporción para romper el efecto de horizontalidad de la composición. La escena resulta escultórica por el poderoso modelado de los volúmenes; cada figura está captada en una expresión personal y parece fijada en una instantánea, obedeciendo su agrupación a un ritmo de conjunto. El sentimiento plástico se traduce en la redondez de las mejillas, la nudosidad de las manos, la plenitud de los ropajes y los tocados» .

 

pintores-ngt-Rogier van der Weyden- grabado de Cornelis Cort- mil quinientos setenta y dos. wikipedia

 

(Imágenes. 1.-«El Descendimiento»- museo del Prado/ 2.-«El Calvario»- elconfidencial digital/ 3.-Rogier van der Weyden- grabado de Cornelis Cort- 1572- Wikipedia)

LOS TRES REYES MAGOS DE LOPE DE VEGA

«Yo vi un viejo venerable con una túnica de púrpura bordada de oro y aljófar por los extremos; un alfanje, cuyo pomo parecía un topacio, preso en una cadena de oro tan gruesa, que le sustentaba por el hombro derecho. Sobre la túnica traía un manto persa de brocado morado y blanco, y la cabeza tocada a su costumbre, con tanta variedad de colores, que sobre las blancas canas parecía que el viento había derribado flores de almendro sobre nieve… Como arrebatado en éxtasis, miraba al Niño el rey segundo, la barba negra peinada, la nariz aguileña, los ojos verdes, grandes y hermosos, con un sayo árabe, tan cubierto de piedras engastadas en varias labores de oro, que no pude discernir la color. El tocado era rojo, guarnecido de algunos velos, y sembrado de las mismas piedras. La espada tenía en vez de pomo una cabeza de águila de oro, con dos rubíes por los ojos de grandeza, que sin estar muy cerca se conocían. Esta pendía de un cinto de ante blanco, que tachonaban jacintos y cornerinas, guarnecidos de unas coronas de perlas. El manto era azul, bordado de unos blancos lirios de aljófar que le daban hermosa vista. Etíope me pareció el tercero…, los vivos ojos de manera se mostraban en las niñas blancas como suelen las labores del marfil oriental sobre las tablas del ébano; la boca se descubría bien por la blancura de sus dientes, cual suele alguna sola estrella en tenebrosa noche…También era el manto blanco, pero sembrado todo de labores verdes; tocábase con tantos laberintos y lazos, que no podían más discernirse que después de junta alguna bola de nieve se ven los copos… Bien sé, pastores, que no os parecen soberbios, pues ya sabéis con la grandeza que los persas, árabes y sabios se visten; mas no puedo dejar de deciros que en poniendo los ojos en la Virgen, en el Niño y en José, tanto más rica era aquella pobreza cuanta diferencia hacen el resplandor del oro el sol y los colores del sereno cielo a las de las piedras y telas».

Lope de Vega: «Pastores de Belén«(1612)

(Imágenes:1- Reyes Magos.-Andrea Mantegna.-educastur/2.-personajes napolitanos y seguidores de los Magos (detalle).-siglo XVlll.-The Metropolitan Museum of Art of New York.-metmuseum.org)