ENTREVISTA A CERVANTES

dibujos.-tiij.-Franccisco de Goya.-Don Quijote acosado por monstruos.-The British Museum

(Copio aquí el artículo que hace algunos años publiqué en Alenarterevista.- Mi pequeña evocación y recuerdo al ilustre académico y gran especialista de EL Quijote, Martín de Riquer, que acaba de fallecer. Descanse en paz)

-”Yo apostaré  – dijo  Sancho – que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas”.

Y así ha sido, así se ha cumplido esa sentencia de Sancho que asoma en la Segunda Parte del Quijote, en el capítulo setenta y uno.

Las dos figuras – Don Quijote y Sancho – asaltan los caminos desde anuncios inesperados, bailan sus carteles en puertas de restaurantes y tahonas, presiden  plazas del  mundo,  con su nombre son bautizados enclaves decisivos y quedan dibujados en portadas y en  cuadernos. Como dice Edward C. Riley, uno de los más reconocidos estudiosos cervantistas, si uno puede vender literalmente su imagen, es porque ha alcanzado las condiciones para la celebridad en el siglo XX. Ahora, nosotros añadiríamos, también  en el siglo  XXl.

¿Quiere esto decir que se lee “El Quijote” lo mismo que se  reconocen a distancia sus figuras de forma inmediata? Lamentablemente no. Si Cervantes ha realizado el sueño de cualquier publicista – crear un símbolo ampliamente reconocido para su producto – no ha conseguido que se le lea con la misma amplitud.

Yo me he ido esta noche a  conversar con él, a entrevistarle  – como solía hacer  Papini sin salir de su casa pero a la vez saliendo de ella  para escribir su “Gog” -,  he atravesado el gran portón,  he aderezado mi rocinante andariego y me he ido a buscar  a Cervantes a campo abierto, más allá de las ventas y entre molinos, preguntándole bajo el cielo raso cuestiones que a muchos interesan  y atendiendo a  lo que Don Miguel me iba diciendo, sobre todo en lo referente a libros.

Deseaba  su opinión sobre las traducciones que  han hecho de sus obras y así me ha contestado:

-”Me parece que traducir de una lengua en otra -me ha dicho mientras cabalgaba -, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se ven las figuras, son llenas de hilos que las oscurecen y no se ven con la lisura y tez de  la  haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel; y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir, porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre y que menos provecho le trajesen”.

Viajamos los dos despacio, Cervantes y yo cambiando de vez en cuando de animal, él montado a veces en mi  Rocinante y yo en su mulo, otras se sube él al lomo flaco que llevaba  Sancho y yo me encaramo de nuevo a los huesos del bisnieto de Babieca.

-Y entonces, Don Miguel, – le pregunto -,  ahora que se publica  tanto y que se lee tan poco, ¿es que  todos deben escribir?

-”Bien sé – me dice Don Miguel –  lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama”.

Doblamos por un campo entre unos cabreros. Cervantes y yo marchamos solitarios tras el olor de unos tasajos.

-¿Y qué me dice de los críticos?  – le pregunto a Don  Miguel en una de las revueltas.

– “Las obras impresas se miran despacio – me contesta -,  fácilmente se ven sus faltas, y tanto más se escudriñan cuanto es mayor la fama del que las compuso. Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres historiadores, siempre, o las más veces, son envidiados de aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos, sin haber dado algunos propios a la luz del mundo”.

Después pasamos por un prado en el bosque y entramos ya  por un camino real.

– Don Miguel, y ahora que estamos todos en Internet y hay otro tipo de atención, ¿cree que se aprende como antes?

– “Las lecciones de los libros hacen más cierta la experiencia de las cosas que no la tienen los mismos que las han visto, a causa que el que lee con atención repara una y muchas veces en lo que va leyendo, y el que mira sin ella no repara en nada; y con esto, excede la lección a la vista”.

Lo más curioso de este viaje es que el tiempo se  nos va pasando entre montañuelas, nos abre a las entrañas de Sierra Morena, atravesamos las llanuras  y los mozos de mulas de la realidad se cruzan con otros venteros de la imaginación.

Le insisto a Cervantes sobre la enorme cantidad  de novedades que hoy pueblan las librerías y sobre esa desmesura de tantas publicaciones, y estoy atento a ver qué me dice.

-”Decir gracias y escribir donaires – me responde,  poniendo mucho cuidado de que su cabalgadura no se dañe en las piedras – es de grande ingenio; la más discreta figura de la comedia es la de bobo, porque no la ha de ser el que quiere dar a entender que es simple. La historia es cosa sagrada; porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen buñuelos”.

 ( Don Quijote vestido de fiesta. Ed. F. Rico)

Ahora ya estamos en la Parte Segunda de nuestro viaje, camino del Toboso. Cruzamos por un prado y cerca de una cueva.

-”El que lee mucho y anda mucho  – oigo murmurar a Cervantes  pensativo -, va mucho y sabe mucho”.

Guardo silencio para no interrumpirle  y aún le oigo meditar en voz alta:

-”El ver mucho y el leer mucho aviva los ingenios de los hombres”.

Luego marchamos camino del Ebro, hacia Zaragoza. Se ve que Don Miguel aún le da vueltas a lo de los escritores y los críticos porque me  habla  un momento de los fallos y aciertos en la composición.

-”Considere – me dice hablando del escritor – lo mucho que estuvo despierto, por dar la luz de su obra con las menos sombras que pudiese; y quizá podría ser que lo que a ellos les parece mal fuesen lunares, que a las veces acrecientan la hermosura del rostro que los tiene; y así, digo que es grandísimo el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad  componerle tal, que satisfaga y contente a todos los que le leyeren”.

Después ya cabalgamos otro rato silenciosos.  Palacios, ínsulas y  aldeas. Por los atajos, hacia Barcelona. Posadas. Llega la hora de nuestro retorno.

-”Nunca la lanza embotó la pluma,  ni la pluma la lanza”.- oigo decir a Cervantes.

Aún quiero preguntarle si es gran trabajo escribir un libro.

-”¿Pensarán vuesas mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro? ¿Pensará vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro? Para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento”.

Ya nos vamos a casa de Don Quijote pues anochece. Hay pesadumbre. Acude el médico. Recobra Don Quijote el juicio. Retorna a la realidad. Se siente a punto de muerte y quiere morir de modo que resalte la bondad de su vida. Cervantes y yo nos acercamos al lecho. Ordena su alma confesando. Arregla su hacienda dictando testamento. Pide perdón por el error de sus locuras.

Luego nos vamos.

Al volver, aún escucho a un locutor de radio: “Molinos, viejales antiguos a lomos de caballos raquíticos”.

lectura.-tynnj.-Don Quijote.-Richard Parkes Bonington.-1825

(Imágenes:- 1.- Francisco de Goya.- Don Quijote acosado por monstruos.- The British Museum/ 2, 3 y 4.- imágenes procedentes de Alenarterevista/ 5,- Don Quijote.– Richard Parkes Bonnigton.- 1825)

SANTIAGO Y EL ECO DE ROSALÍA

Santiago.-rt67.-commons. wikimedia.org

«Lagos, cascadas, torrentes, vegas floridas – escribe Rosalía de Castro sobre Galicia -, valles, montañas, cielos azules y serenos como los de Italia, horizontes nublados y meláncólicos, aunque siempre hermosos como los tan alabados de Suiza; riberas apacibles y serenas, cabos tempestuosos que aterran y admiran por su gigantesca y sorda cólera…, mares inmensos…, ¿qué diré más? No hay pluma que pueda enumerar tanto encanto reunido. La tierra cubierta en todas las estaciones de hierbas y de flores; los montes llenos de pinos y de robles; los ligeros vientos que pasan; las fuentes y torrentes derramándose cristalinos (…) Galicia es siempre un jardín donde se respiran aromas puros, frescura, poesía…»

Más que las cosas, a Rosalíacomo dije en un artículo – le acompañará siempre el eco de las cosas.

Rosalía.-ru8.-Casa de Rosalís.-turgalicia.es

«Recuerda el trinar del ave

y el chasquido de los besos;

los rumores de la selva

cuando en ella gime el viento,

y del mar las tempestades

y la bronca voz del trueno;

todo halla un eco en las cuerdas

del arpa que pulsa el genio.»

Santiago.-tuuk--domingoaleman.es

No, no es sólo recuerdo

sino que es juntamente

el pasado, el presente, el infinito,

lo que fue, lo que es y ha de ser siempre.»

(Pequeña evocación de Galicia ante el doloroso accidente ocurrido en Santiago de Compostela)

(Imágenes.-1- calle de Santiago de Compostela.-commons- wikipedia/ 2.-Casa- museo de Rosalía de Castro.-turgalicia. es/ 3.- Santiago de Compostela.-domingoaleman.es)

VILLANCICOS ESPAÑOLES ( 2) . – NAVIDAD 2012 (2)

ángeles.-6ffc.-Abbott Handerson Thayer

«La devoción franciscana en el siglo XV, los retablos góticos, los cantares y romances, la música de vihuelas, los libros de horas, todo se acerca de un modo u otro al cántico del Nacimiento de Dios con su corte de villancicos.

En el monasterio de Calabazanos, las monjas entonan gozos de Navidad de Gómez Manrique:

Callad, vos, Señor,

nuestro Redentor,

que vuestro dolor

durará poquito.

Fray Iñigo de Mendoza, en su “Vita Christi” canta la Navidad dialogando con los pastores:

Botticelli, Madonna Magnificat, Engel - Botticelli, Madonna Magnificat, Angel - S. Botticelli / 'Madone du Magnificat'.

Cata, cata, Juan Pastor

y juro a mí, pecador,

un hombre viene volando…

Si, para San Julián,

ya llega somo la peña;

purre el zurrón del pan

acoger me he a Sant Millán

que se me eriza la greña.

y mi muza colorada

para que, si a mí se llega,

porque no me haga nada,

le haga la rebellada

a huer de la palaciega.

Entre 1560 y 1638 José de Valdivielso, sacerdote toledano, íntimo amigo de Lope, al que asistió en la hora de la muerte, compone estas seguidillas:

Dadnos, virgen bella,

del nochebueno,

de diversas frutas

y pan del cielo.

El cielo, señora,

que diz que es muy vuestro,

os dio en aguinaldo

quanto tiene bueno.

El Padre a su Hijo,

el Hijo a sí mesmo,

el Hijo y el Padre

al Amor eterno.

Dadnos estas pasquas

del nochebueno,

de diversas frutas

y pan del cielo.

ángeles.-5gyh.-Bernardino Luini.-1480-1532.-Fresco de los Ángeles.-detallle

Manuel Alvar editó hace unos años unos hermosos pliegues de “Villancicos dieciochescos” centrados especialmente en lo guardado en el Archivo Municipal de Málaga. Como siempre en estos casos, la música y la poesía se hermanaban y los libretistas provenían de diversas partes y a la vez los músicos colaboraban desde distintas ciudades. Eran un conjunto de “pasos”, dedicados al tema religioso y anteriores a las tonadas escénicas. Lengua, temática e incluso reflejos de vida social se entrelazaban en muchos de ellos. En 1735, por ejemplo, en las representaciones en diversos templos, se cantaba:

Los pastores de Belén

para festejar al Niño,

una comedia disponen

con natural regocijo

(…)

ya está el teatro puesto

en un portal lucido,

donde se representa

de Amor lo peregrino.

navidad.-iium.-Fra Angelico.-cabeza de un ángel.-1445-1450.- Wadsworth Atheneum.-Hartford

En otra ocasión llega un pescador con su nave y  para divertir al Niño “cantarle quiero/ la tonadilla/ del marinero”:

Iza, amaina, al remo,

las velas a la playa.

Las ondas suben,

las ondas bajan,

pero mi nave

siempre está en calma.

La tonadilla

aquí se quede

arrimando mi nave

junto al pesebre.

ángeles.-87tgg.-música.-Gherardo Starnina.-1405

Muchos poetas contemporáneos se podrían añadir al coro de los villancicos españoles: Juan Ramón,  Alberti, Luís Rosales, Gerardo Diego, José Hierro y tantos otros. Alberti dice, por ejemplo:

– ¡Muchachas, las panderetas!

De abajo yo, por las cuestas,

cantando, hacia el barrio alto.

La Virgen María,

llorando, arrecida,

hacia el barrio bajo

¡Las  panderetas, muchachas!

Un portal.

No lo tenemos.

Por una noche…

¿Quién eres?

La Virgen.

¿La Virgen tú,

tan cubiertita de nieve?

Sí.

La mejor casa, Señora;

la mejor,

si sois la Madre de Dios.

¡Abran los portales, abran!

¡Pronto,

por favor,

que está la Madre de Dios!».

JJPerlado.- artículo en Alenarterevista

angel.-ibbn.-Steven Daluz

(Imágenes.- 1. Abbott Handerson Thayer/2.–Boticelli.-ángel de Madonna Magnificat/3.-Bernardino Luini/ 4.-Fra Angelico.-Wadsworth Atheneum. Hartford/5.- Gherardo Starnina.-1405/6- Steven Daluz)

VILLANCICOS ESPAÑOLES (1).- NAVIDAD 2012 (1)

dibujos.-54f.-grabados.-La Ilustración Española y Americana,.1897.-villancicos.-dibujo de Muñoz Lucena Diciembre avanza siempre entre sones de villancicos y copio aquí algunas anotaciones que sobre ellos publiqué en un artículo para Alenarterevista:

«Es en pleno siglo XV – algo posterior a 1445 – cuando aparece en nuestras letras el marqués de Santillana como presunto autor de una composición titulada “villancico que hizo a unas  tres hijas suyas“. Es muy probable que en ese momento naciera el nombre de villancico y si avanzamos en el siglo XVl ya este término  está de moda y consagrado definitivamente, empleándose para encabezar una composición que antes no recibía tal  nombre.

No nos referimos aquí al villancico navideño, ni tampoco a los villancicos religiosos o a las tonadillas o tonadas escénicas. En el “Cancionero de Herberay – entre 1461 y 1464 -aparece una composición anónima encabezada con el nombre de “villancico” que empieza así: La niña gritillos dar no es de maravillar. Mucho grita la cuitada con la voz desmesurada por se ver asalteada: non es de maravillar. La Ilustración española y ameicana.-Plácido Francés.-una Fiesta pastoril del siglo XVll.-La Ilustración Española y Americana A mediados del siglo XV se despierta en las cortes de Aragón, Navarra y Castilla el interés por las canciones populares. Se ha dicho que es muy posible que en la Corte de Alfonso V en Nápoles sea el lugar donde primero se disfrute la nueva moda. La afición por la canción popular pasaría pronto a Castilla, y aquí se consagra el nombre de villancico“.

Y ese gusto por la canción popular se manifestará en tres direcciones: en primer lugar, la lírica popularizante: (“¡Ay, triste, que vengo vencido d´amor, maguera pastor! (…) Sin dar yo tras ella no cuido ser vivo, pues que por querella de mí soy esquivo, y estoy muy cativo vencido d´amor, maguera pastor”) (Cancionero de Juan del Encina)

En segundo lugar, el uso de una cancioncilla tradicional seguida de una glosa cortés: (“Tres morillas me enamoran en Jaén: Axa y Fátima y Marién. Tres morillas tan garridas iban a coger olivas, y hallábanlas cogidas en Jaén: Axa y Fátima y Marién. Y hallábanlas cogidas, y tornaban desmaídas y las colores perdidas, en Jaén: Axa y Fátima y Marién.(Cancionero Musical de Palacio)

Y en tercer lugar, el llamado “villancico cortés”, el culto, que alcanza gran éxito y se cultiva extraordinariamente. La Ilustración española y americana.-1891.-Villancicos en Navidad.-Córdoba Los villancicos a lo largo de la historia han ido recogiendo principalmente temas amorosos (de quejas e insomnios), pero también han tratado  asuntos referidos a fiestas, como pueden ser los Mayos y el día de San Juan, bodas, bautizos, viajes, trabajos (villancicos sobre espigadoras, vareadoras, panaderas, molineras), pregones y juegos de rondas múltiples: Vanse mi amores; quiérenme dejar; aunque soy morena no soy de olvidar. Aunque soy morenita un poco no se me da nada, que con agua del alcanfor me lavo la cara.

El insomnio, por ejemplo – al que acabamos de referirnos – está presente en el Cancionero Musical de Palacio: Todos duermen, corazón, todos duermen y vos non. Estas noches atán largas para mí no solían ser ansí. No pueden dormir mis ojos, no pueden dormir. Los hombres siempre han cantado y el juego de las palabras ha existido siempre.

En el Romancero general se descubre: ¡Cómo se aliña la niña, madre mía, cómo se aliña! Lope de Vega en “La carbonera” escribirá: ¡Por aquí, por aquí, por allí, anda la niña en el toronjil! ¡Por aquí, por allí, por acá, anda la niña en el azahar!

Y siglos más tarde Jorge Guillén dirá en “Cántico“: ¡En el viento, por entre el viento saltar, saltar porque sí, porque sí, porque zas!».

(Son la otra cara de varios villancicos que han ido apareciendo en Mi Siglo: el villancico de las cinco vocales;  «quedito, pasito, silencio, chitón«; el «paloteado»; «¿por qué trinan las aves?«; «aserrar, aserrar, aserrar«; «¿quién podrá no amaros?»; poesías de Luis Rosales, de Unamuno, de Gerardo Diego, textos de Lope de Vega, de Luis de Góngora, de Juan del Encina, de Gómez Manrique, de Alonso de Ledesma, de Antonio Pérez Gómez, de Juan Álvarez Gato, de Fray Ambrosio Montesino, el «Diálogo de los pastores por Internet» de José Hierro, de Juan López de Ubeda, de Fray Iñigo de Mendoza, el poema «no la debemos dormir», el texto «Los tres Reyes Magos» de Lope de Vega y tantos otros.

Sí, en verdad cada Diciembre avanza siempre entre sones de villancicos. dibujos.-grabados.-4deeb.-Andrea Alciato.-Emblemata.-Padua.-Petro Paulo Tozzi.-1621 (Imágenes:- 1.- La Ilustración Española y Americana.-1897.-dibujo de Muñoz Lucena/ 2.-Plácido Francés.-Una fiesta pastotil en el siglo  XVlll.-La Ilustración Española y Americana.-1877/ 3.–villancicos en Córdoba..-La Ilustración Española y Americana.-1891/ 4.-Andrea Alciato.-Emblemata.-Padua.-Petro Paulo Tozzi.-1621)

UN DÍA DE VERANO

«La línea roja del horizonte la transforma enseguida Juan Ramón en una estela de oro y la coloca sobre el verso del papel para que todos la contemplen. Vienen después, a primera hora de la mañana, las marismas suaves, un cabeceo de azules entre velas a las que acuden pájaros y pintores; a los primeros se les ve cruzar jugando como flechas, los segundos limpian con sus paños los pinceles. Poco antes del mediodía, elevándose el disco del sol, Juan Ramón vuelve a pintar de oro su poema, los pájaros se suman a los pinceles, los pinceles dibujan a los pájaros, los pinceles gritan entre nubes, los pájaros callan. Es la hora de las olas de Gil Vicente, olas de Góngora, olas de Lorca. El mar hierve muy poco a poco, aún no crepita nada en la olla del océano, un barco pasa por el pincel y aprovechando su recorrido el pincel lo pinta. Toda la pintura de ese barco que pasa la contempla una algarabía de niños, brazos que señalan el azul. Las madres explican desde la arena cómo el barco avanza entre pinceles, y cómo los pájaros señalan en el aire su camino. Es la hora de los pájaros de Berceo, palomicas sobre la mar, la hora de Garcilaso. Un ruiseñor se asoma a ver qué ha escrito en el papel Juan Ramón pero el sol no le deja: el sol ciega los ojos de Juan Ramón y el oro refulge en el poema, el poema arde. El incendio del poema a mediodía lo ve un pescador desde lejos, es un pescador dibujado por Sorolla, los bueyes del mar le empujan agua adentro, pero él sigue mirando: nunca ha visto arder un poema, cómo las palabras se elevan en el humo, cómo los versos queman. Los versos ya quemados van dejando un olor sobre la playa que el pincel no sabe cómo pintar porque nunca ha pintado los olores. Pero el olor persiste. Los peces, asustados, brincan sobre las olas de las poesías y en las ondulaciones se ve la plata de los lomos que pintan los pintores, las crestas a las que acuden los pájaros. Pájaros que vienen desde Lope de Vega, pajarillos suaves, tortolillas de Meléndez Valdés, tórtolas más grandes de Tirso de Molina. Han pasado esta noche los pájaros durmiendo bajo el techo de Cancioneros antiguos y ahora sobrevuelan ligeros encima de pinceles de todos los matices, buscando libertad. La libertad es esta hamaca tendida en la que los poetas sueñan sus poesías. Va y viene esta hamaca en el aire, atada al aire, las dos cuerdas que la atan al aire vienen y van en la sombra del mediodía y el sol sigue en el verso de Juan Ramón. Ese cabeceo de la hamaca, ese cabeceo de las olas, difumina a los pájaros que parecen agitarse asombrados huyendo del pincel. Pero el pincel los persigue. Están todos los pintores en la costa con sus blancos lienzos extendidos, los lienzos apoyados en caballetes, los caballetes igual que un ejército mirando al mar. El ejército de los colores de la tarde dilata los malvas, va tiñendo de motas violetas las ropas de los niños que se alejan despacio con sus madres retornando a las casas. En las casas se enciende la primera luz en la ventana y la tarde huye. Se oyen lejanas unas canciones entre acordeones que abren y cierran los poemas, que cierran y abren pinceles y pájaros. Es la música somnolienta y nostálgica de las despedidas del día que se despide muchas veces, cada vez con una ola distinta, cada vez con  distinto rumor. El agua al pasar se ha hecho acordeón y la música resbala entre las piedras, lame el muelle, deja una espuma en cada escalón, desnuda la piedra. La piedra se va quedando poco a poco en penumbra, muy poco a poco, al lento ritmo con que se oculta el sol. El sol, en el horizonte del verano, parece ahora una línea delgada, la curva de un poema. Acaba entonces Juan Ramón su poema y desaparece el sol».

José Julio Perlado.- publicado hace unas semanas en Alenarterevista

(Imágenes.-1.-Miss Kelly/ 2.-Peter Max.-sombrilla con Rainbow Sky.-1990.-Peter Max Limited.-BNR.-art com)

VIEJOS LIBROS AL PASAR

«Ahora que pasan los nuevos libros ante la mirada de los viejos lectores, ahora que pasan los libros antiguos bajo el tacto y las yemas de los dedos en sabios conocedores, las páginas que el aire se lleva dejan volar lo efímero en la tarde, las letras parecen saltar desde las frases y los vagones de los párrafos van y vienen capítulo adelante, entran y salen los vocablos en la cuenca de las miradas, los sentidos, el olor del papel, el gusto por la prosa, todas esas invenciones de los poetas, los versos rizados, aquella mayúscula erguida al inicio, esta coma frágil y desamparada, los verbos ampulosos, los hirientes adjetivos, todo el oro de la creación, las fatigas de los escritores, unos desvelos nocturnos al crear, los miedos temiendo el fracaso, los detalles, los remates finales, aquellas gestiones con editores, esa violeta depresión creyendo estar seco, seco, un páramo sin ideas, los amaneceres violentos, los atardeceres ardientes, noches de vigilia buscando el tono, puliendo el estilo, lecturas, lecturas, acariciar los lomos de los clásicos, sortear los índices, sumergirse en documentación, perfilar personajes, hacerlos creíbles, volcar la confesión del alma, todo lo que nunca se dijo y ahora se vierte en desahogos, la infancia, el primer libro que leí, aquella mano de mi madre, mi primera escritura, la última, la que más me costó, aquella otra que salió deprisa y disparada, recién nacida de la pluma, la pluma que corría, recuerdo que yo iba tras ella y nunca la alcanzaba, iba la imaginación delante de la técnica y piensa uno que el último libro va a ser el más fácil y sin embargo es inicio, siempre inicio, siempre recomenzar, intentar continuamente, retocar, se van tallando las hojas que sobran, hojas de adjetivos, hojarasca brillante pero no eficaz, se van cortando las ramas que ocultan al tronco, sale el tronco esbelto, radiante, una historia que parece única, insólita, que nadie aún ha escrito, una historia que jamás se leyó, una historia al fin encuadernada, ilustrada, protegida, cuya cubierta descansa horizontal, abierta al cielo, abierta a todos los ojos, tendida entre los libros del mundo esperando que alguien se acerque en esta Cuesta de Moyano madrileña, vivo cementerio de libros antiguos, y se detenga al pasar».

Así escribí – de los viejos libros al pasar – no hace muchas semanas en Alenarterevista

(Imágenes.-1.-Giuseppe Maria Crespi.-Libreros.-1725.-Museo Cívico Musical de Bolonia/ 2.-Carl Spitzweg.-1850.-wikipedia)

PLA, MATVEJEVIC, MAGRIS

Tiempo de verano, tiempo de viajes. Nubes, horizontes, espacios nuevos. Tiempo también para acompañar a tantos escritores viajeros, como entre muchos otros destacan Pla, Matvejevic o Magris. En torno a montañas y a mares quise evocar a los tres en Alenarte a través de este artículo:

«Como si quisiera seguir  a Pla de algún modo aunque con otro estilo muy distinto y muy original, el gran escritor yugoslavo Predrag Matvejevic, profesor de literaturas comparadas en la Sorbona y del que acaba de reeditarse su célebre “Breviario mediterráneo” (Destino),  cuenta los viajes de las olas, los de las nubes, los vientos, el mar, y  también esas conversaciones que el océano arroja en las costas siempre que sepamos dialogar con ellas

Siempre me ha interesado también la forma con la que Josep Pla invita al viaje. Y de su delicioso libro “Viaje a pie” he hablado ya en Mi Siglo.

¿Cuándo se viaja a pie? Pocas veces. No es estrictamente un viaje el que hacemos caminando desde el autobús hasta la boca del Metro cada mañana o cada tarde ni ese  callejear al costado de los barrios cuando vamos o venimos del trabajo, ni  tampoco lo son las pequeñas excursiones semanales, si es que las hacemos, con fines deportivos o higiénicos. El viaje a pie lento, mesurado, contemplativo, despreocupado y gozoso lo cumplimos en contadas ocasiones amparados en  la excusa de que estamos cercados por el tiempo. “Ante todo – recomienda Pla en ese libro a los jóvenes y en el fondo a todo el mundo – les propondría un corto viaje por alguna de nuestras comarcas, que pasaran de una a otra población, no por los caminos reales y las carreteras del orden que fueren, sino a través de los caminos vecinales, los atajos y las veredas. (…) . Hay dos cosas muy interesantes – continúa –  : pasear y hablar con la gente” Y aquí Pla da en el clavo de dos cuestiones que reflejan bien nuestro tiempo. Ni  paseamos suficientemente ni tampoco  hablamos.  Marchamos siempre veloces por la vida  y a la vez nos refugiamos en el mutismo, convivimos  con  nuestra  propia  soledad.

Pasear – sigue diciendo Plasupondría tener una idea del aspecto material de las cosas. Y de muchas otras cosas que no son el aspecto material (…) Y a base de hablar con la gente se llegaría a tocar, a ver, a presentir nuestra manera de ser más auténtica y real. ¿Que eso no tiene interés? Pero, entonces, ¿qué es lo que tiene interés? ¿Qué es lo que vale la pena observar?”.

“Los mediterráneos – afirma por su parte  Matvejevic siguiendo el motivo del mar– se hacen preguntas ya desde niños, y a veces contestan a ellas, como niños cuando ya son viejos. Las he escuchado sobre todo en los autodidactas, mientras exponían sus teorías sobre el mar y sus orígenes, sobre el nacimiento y la muerte de las lenguas, sobre el origen de los pueblos, sobre antepasados únicos o comunes, por ejemplo, godos y ostrogodos, vénetos…Algunas de estas tesis o hipótesis – especialmente por el modo de exponerlas o defenderlas – provocan la sonrisa, otras nos hacen pensar: las mareas, las posiciones de la luna en el continente y en las islas, las diferencias entre los lunáticos continentales e insulares; el lucero del alba y la estrella polar, sus movimientos e influencias; los signos del zodíaco y los calendarios más variados; los alfabetos más antiguos, los manuscritos que versan sobre ellos, los lugares donde fueron hallados o aún pueden ser hallados; los mares antiguos y sus vestigios; las causas y los efectos de las lluvias amarillas o rojas, los vientos que las traen de la costa africana; las catacumbas y su papel en la política, las canículas y su influencia sobre el poder; la distribución de los terremotos en la cuenca del Mediterráneo…” Es decir – como Pla –  Matvejevic se ha detenido a conversar con los hombres y las mujeres de las costas y,  sobre todo, más que hablar él,  los ha escuchado. Así ha ido acumulando esa sabiduría que el viajar por el mundo otorga.

En el fondo, es tan importante el escuchar como el viajar como persuasión  (así lo recomienda Claudio Magris), no viajar de modo apremiante y apremiado, ya que hacerlo obligados por el trabajo o los quehaceres significa la negación de la persuasión,  de la parada o del vagabundear. El viajar espaciado – con la curiosidad a flor de piel, “pegando la hebra” (como diría Delibes), hilvanando conversaciones con las gentes – es algo tan valioso que podríamos compararlo a  cursar una asignatura al aire libre en la que se nos fuera explicando – a veces al caminar, a veces ante un vaso de vino – muchos secretos de la longevidad y de la vida, la vuelta de muchos amores y desdenes, cómo se superó un desarraigo y se perdonó una traición o qué herencia se recibió y qué herencia se deja.  ”¿Adónde os dirigís?”, se pregunta en “Enrique de Ofterdingen“, la novela de Novalis. “Siempre hacia casa”, es la repuesta. “¿Por qué cabalgáis por estas tierras?’”, pregunta el alférez en la famosa balada de Rilke. “Para regresar” contesta el marqués.

En resumen, casi cada vez se nos cuenta mientras cruzamos la existencia que estamos volviendo al origen,  unos a las raíces, otros a las creencias, otros a la patria de donde salimos. Caminamos y volvemos. Caminamos y avanzamos. El recorrido lo han hecho muchas gentes y uno entre muchos fue Ortega con sus “Notas de andar y ver“. Vemos y andamos. Andamos y escribimos cuanto escuchamos antes. Anotamos (como hizo Cela en la Alcarria y en el Pirineo de Lérida, entre otros libros) y lo que anotamos fue lo que nos fueron diciendo quienes nos saludaron o nos recibieron. Pla lo hace igualmente por el Ampurdán. Castroviejo por los montes y chimeneas de Galicia. Unamuno y Azorín por muchos lugares de España.

Lo esencial es viajar por mares y montañas, pueblos y ciudades,  y saberlo hacer. Los mares le van hablando al yugoslavo Matvejevic porque notan que el escritor ama el Mediterráneo y sabe escucharlo con atención. A su vez Claudio Magris escucha a Viena, a Prusia, a Zagreb, incluso a Vietnam,  y así va poco a poco  escribiendo “El infinito viajar” (Anagrama), la síntesis de  sus recorridos por el mundo. Andar y ver es todo. Tan sencillo como pasear y como  hablar  con las gentes.

(Imágenes:-1. Oleander Drive.–Slim Aarons.-1965.-photographers gallery.-arnet/ 2, 3, 4 y 5  fotos procedentes de Alenarterevista)

GABRIELA MISTRAL Y LOS RECUERDOS

La aparición del libro «Gabriela Mistral. La niña errante» (Lumen) con el análisis de la correspondencia privada entre la poetisa chilena  y la estadounidense Doris Dana, poeta también y traductora, vuelve a evocarme la figura de aquella mujer sobre la que he escrito no hace mucho en la Revista Alenarte el siguiente artículo:

Lucía Godoy Alcayaga, nacida en Vicuña, provincia de Coquimbo, en 1889 y fallecida en Nueva York en 1957 – conocida mundialmente como Gabriela Mistral -, maestra en las escuelas rurales de su país, madre vocacional sin hijos, convocada por el ministro José Vasconcelos en 1922 en México para colaborar en la reforma de la enseñanza, fue galardonada con el Premio Nobel en1945.

El suicidio de un joven con quien compartió un breve idilio, el suicidio también, en 1942, de Stefan Zweig – con quien mantenía una profunda amistad –  y  asimismo el suicidio en 1943 de un sobrino de la poetisa parece que quisieran rondar de alguna forma los versos de este poema, “Interrogaciones”, obra de esta gran escritora chilena.

“¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas?

¿Un cuajo entre la boca, las dos sienes vaciadas,

las lunas de los ojos albas y engrandecidas,

hacia un ancla invisible las manos orientadas?

¿O Tú llegas, después que los hombres se han ido

y les bajas el párpado sobre el ojo cegado

acomodas las vísceras sin dolor y sin  ruido

y entrecruzas las manos sobre el pecho callado?”

El poema sigue. La fuerza de la poesía y de la vida continúan. Esos versos y otros muchos dejan las interrogaciones abiertas y las preguntas asomadas a cuestiones vitales, hondas cuestiones del vivir:

“Padre Nuestro que estás en los cielos,

¿por qué te has olvidado de mí?”

Te acordaste del fruto en Febrero,

al llagarse su pulpa rubí.

¡Llevo abierto también mi costado,

y no quieres mirar hacia mí!

(…)

Ahora suelto la mártir sandalia

y las trenzas pidiendo dormir.

Y, perdida en la noche, levanto

el clamor aprendido de Ti:

“Padre Nuestro que estás en los cielos,

¿por qué te  has olvidado de mí?”.

Desolación” (1922), “Ternura” (1925), “Tala” (1938), “Lagar” (1954) son algunos de sus grandes títulos. Unos preferirán la primera etapa de “Desolación”, otros se inclinarán por las composiciones más abstractas de “Tala”, pero en cualquier caso su poesía será  elogiada por Vicente Huidobro, Paul Valéry, Pedro Salinas, Miguel Ángel Asturias y Pablo Neruda. A lo largo de sus incontables viajes como diplomática y conferenciante conocerá a Romain Rolland, Giovanni Papini,  Henri Bergson, Unamuno o Madame Curie. Pero sobre todo se acercará a los niños, a las arenas, a las aguas, a la gruta y al árbol, a la menuda materia que le rodea en la vida y a la sombra de tantas criaturas que encuentra a su paso para elevarlas luego al paso del Creador.

Su ansia de maternidad le empujará a exclamar:

“¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo

y mío, allá en los días del éxtasis ardiente,

en los que que hasta mis huesos temblaron de tu arrullo

y un ancho resplandor creció sobre mi frente.

Decía: ¡Un hijo!, como el árbol conmovido

de primavera alarga sus yemas hacia el cielo…”

Se acercará también hasta el crepúsculo y  sobre él, y mirándolo fijamente, lanzará una visión audaz:

“Yo no le amo. Yo le odio su traición de pulpo blando que babea el noble poniente y se come la vida. Yo le odio el ojo sesgado de ladrona doméstica, cuando se va con mi día, que me era fiel y quería quedarse en mi cara: la maña callada con que me hace resbalar la luz que estaba tendida de mi rodilla a mi rodilla, como una gran mazorca luminosa”.

Es la potencia, la audacia, la ternura de una composición poética original,  voz a la orilla de la maternidad, voz en el quicio de la Naturaleza, voz contemplando cuanto admira e interrogando a la vez a toda extrañeza».

( Para una cronología de la autora puede visitarse la sección de la Biblioteca del Cervantes Virtual, en especial el artículo de Inmaculada García Guadalupe)

(Imágenes:Salvo la primera foto -perteneciente a Alenarterevistael resto son propiedad del Instituto Cervantes.)

MÚSICA Y TRINCHERAS

«Esta ha sido una semana de alta intensidad literaria en Jerusalénleo hace pocos días en El País -. Israelíes y palestinos han celebrado sendos festivales literarios que han contado con el apoyo o participación de grandes escritores como Paul Auster, Henning Mankell, John Berger o Jonathan Safran Foer. Los certámenes se han celebrado al mismo tiempo y en la misma ciudad. No ha habido sin embargo ni una mención, ni un atisbo de colaboración entre unos y otros. Autores y festivales se han dado la espalda. Henning Mankell explica el porqué a este diario. «Sí, claro esto va de literatura, pero participar en un festival o en otro es una decisión política. Espero que algún día haya un solo festival, pero me temo que eso va a llevar tiempo«. Algo parecido piensa Tsila Hayun, la directora artística del festival israelí. «No hay que ser inocente. Está claro que los autores que vienen a Israel están lanzando un mensaje político. Aún así, me deprime que dos festivales se celebren en la misma ciudad, a pocos metros de distancia y seamos incapaces de hablarnos»

Mankell es uno de los que ha participado en el tercer festival palestino de literatura y dice haber rechazado invitaciones israelíes en ediciones anteriores porque asegura que lo que le interesa es que «se escuche la voz de los palestinos«. Cerca de una veintena de escritores han recorrido con él Cisjordania. En Nablus, Ramala, Hebrón o en Jenín han leído sus obras y han impartido talleres a los universitarios palestinos. «Muchos escritores creen que saben algo del conflicto hasta que llegan aquí. Verlo es otra cosa«, asegura la escritora británica Victoria Brittain y una de las organizadoras del festival. Ella dice que se enteró de que se celebraba el certamen israelí al mismo tiempo ya en Jerusalén y le parece casi lógico que unos y otros se hayan ignorado. «Muchos intelectuales palestinos están aislados y los checkpoints y controles limitan sus movimientos, así que se trata de ir a donde están ellos«.

La política, omnipresente

En el lado israelí, decenas de escritores han conversado entre ellos y ante el público durante cuatro días acerca de literatura, cine y creatividad. La política, omnipresente en esta parte del planeta, se coló también en muchas de las sesiones. El escritor israelí Amos Oz, ameno contador de historias, habló de cómo los habitantes de Jerusalén viven «obsesionados con un pasado que glorifican«, y cómo mirar atrás dificulta cualquier solución de futuro. David Grossman charló con Paul Auster de literatura, amistad y también de política en la sesión estelar del festival. Grossman consideró a su país, Israel «un Estado suicida. Vemos hacia dónde nos dirigimos y aún así continuamos caminando en esa dirección». Auster tampoco ofreció una descripción muy alegadora de las sensaciones que se lleva de su viaje. «La gente está agotada de tanto conflicto. Algo tiene que cambiar«, estimó.

El pesimismo sobre la situación en Oriente Próximo y la falta de perspectivas alentadoras ha sido uno de los puntos de acuerdo entre los escritores de uno y otro festival. «Tal vez no sería mala solución volver a estar bajo el dominio del mandato británico«, llegó a bromear Oz durante la sesión inaugural del festival israelí. Aún así, y a pesar de que la segregación literaria no supone sino un reflejo de la falta de comunicación entre israelíes y palestinos; las lecturas, conciertos y charlas sosegadas produjeron esta semana en Jerusalén un atisbo de normalidad poco frecuente en esta ciudad».

¿Pueden o no pueden entenderse alguna vez a través de la cultura palestinos e israelíes? Sobre esto – concretamente sobre la paz y la música – publiqué hace poco el siguiente artículo que hoy reproduzco en Mi Siglo:

Said y Barenboim, o la Música de la Paz

La música y las artes reúnen muchas veces opiniones encontradas en política, funden pasiones que parecerían distantes, abrazan a contrarios y anudan amistades. Hay muchos ejemplos de ello, pero quizá uno de los más relevantes en los últimos años haya sido la amistad que se profesaron durante mucho tiempo el excelente compositor y director judío Daniel Barenboim y el destacado ensayista y profesor palestino Edward W.Said.

Edward W. Said, fallecido en 2003, a los 67 años de edad, era cristiano palestino, nacido en el Líbano y educado en Jerusalén y en El Cairo, lo que ya indica una extraordinaria mezcla cultural y geográfica. Daniel Barenboim, por su parte, es músico argentino de familia judía de origen ruso, nacionalizado israelí y español y la primera persona del mundo con ciudadanía israelí y palestina. Gran pianista, la intensidad sonora emanando de las teclas, la suave y decidida presión de los dedos en su dinámico recorrido, ha hecho que su instrumento musical se abra instantáneamente a otros instrumentos pacificadores, ampliando los lazos gracias a la creación que en 1999 hicieran Said y Barenboim con la Orquesta del Diván Este-Oeste, en la que jóvenes músicos de talento, tanto de origen israelí como de origen musulmán, se unían para tocar en torno a la paz.

Esa tecla, esa pequeña palanca colocada en el teclado del piano y que a la presión de los dedos acciona el mecanismo que provoca la nota deseada, hizo, con su negritud y su blancura a la vez, que surgiera una profunda amistad. Amistad hecha música, amistad sin muros, amistad sin el menor recelo, entrañable amistad.

Edward W. Said, gran crítico literario – uno de sus mejores libros es “El mundo, el texto y el crítico” (Debate), otro el titulado “Sobre el estilo tardío”.-Música y literatura a contracorriente (Debate) -, se propuso relacionar unas culturas con otras, despreciando el provincianismo y la insularidad. Realizó una extraordinaria carrera en Estados Unidos y fue un árabe crítico con Occidente y defensor de la causa palestina, que vivió y trabajó en Occidente. Lector de literatura occidental y activo promotor de la literatura no occidental, fueron famosas sus clases en la Universidad de Columbia, Nueva York, como profesor de literatura inglesa y comparada donde explicó y desbrozó de manera magistral la novelística inglesa del siglo XlX. La principal obra de Said, “Orientalismo” – también “Cultura e Imperialismo” – presentaba un certero análisis de la costumbre occidental sobre la construcción de una imagen “exótica” del Oriente musulmán para de este modo dominarlo mejor.

Edward W. Said, al hablar del gran compositor e intelectual canadiense Glenn Gould, muerto en 1982 cuando contaba cincuenta años, cita a su amigo Daniel Barenboim como una de las figuras fundamentales de la música junto a Maurizio Pollini, Elliott Carter, Harrison Birtwistle, György Ligeti y Oliver Knussen. “Glenn Gould – recordaba Said – es uno de los pianistas más destacados de la historia y alcanzó un  nivel técnico igual al de Michelangeli, Horowitz, Argerich o Barenboim”.

Esta precisión del palestino Said iba unida a su profunda amistad con el judío Barenboim, ambos se acercaban tanto al piano como a la orquesta para tocar la paz y el sonido neutro y robusto de ese piano pacífico, nacido por la presencia de armónicos graves, obtenía en el arco del mundo unas coloridas y brillantes sonoridades que dejaban asombrados a cuantos no creían en la potencia de la serenidad ni en los anhelos del sosiego humano. Pero eso ocurre cuando dos espíritus conciliadores se unen. Las vibraciones de las guerras producen exaltaciones en el tímpano de los hombres y así su aparato auditivo es herido por ráfagas de fusilamientos tenebrosos y por escaramuzas crueles de odios e  inclemencias. Es el piano de la armonía y del perdón el que levanta en el aire una melodía única, cercanos sonidos de notas graves,  apaciguamiento de notas agudas, composición que mantiene un equilibrio de paz, paz que a su vez se convierte en música».

(Imágenes.- 1.-Jerusalén.-wikipedia/ 2, 3 y 4 fotografías publicadas por Alenarterevista)

«MEMORIAS DE ÁFRICA» : 25 AÑOS

Se cumplen ahora 25 años de la película «Memorias de África« y copio aquí mi reciente artículo en Alenarterevista sobre Isak Dinesen:

Quizá la imagen más representativa de la baronesa Blixen – Isak Dinesen – sea aquella que vimos en la película “Memorias de África” cuando cordiales acompañantes de la fascinante mujer le proponían – en el aire nocturno, a los pies de las fogatas y junto a una tienda de campaña, o en el amable ambiente de una cena – que prosiguiera los arabescos de un cuento creado con una sola palabra, suscitado por un único vocablo: es decir, que la escritora ejerciera su capacidad de fabulación, las mil y una noches inventadas de un relato que recorría el mundo de la fantasía, frases eslabonadas de un texto insospechado.

Quedaban los asistentes atónitos al escucharla, como quedamos asombrados los lectores cuando nos adentramos en sus “Siete cuentos góticos”, publicado en 1934, en sus “Cuentos de invierno”, en “Ehrengard”, en “El festín de Babette”, en “Carnaval” o en “Ultimos cuentos”. Hemingway, al recibir el Premio Nobel, señaló que ese galardón debía haber sido adjudicado a Isak Dinesen, y lo cierto es que su capacidad de invención permitía que sobresaliera de su prosa esa gran pregunta que los niños y los mayores hacen – pero sobre todo los niños – :”Y entonces, ¿qué ocurrió?”, “Y después, ¿qué pasó?”. Porque siempre pasa algo en la vida, que eso es lo que más nos interesa, no sólo lo que está pasando sino lo que va a pasar, la escondida sucesión del presente que estamos viviendo, aquello que aún no ha llegado pero que ya nos espera en la esquina del día, la invención del más allá que sólo un narrador-poeta nos puede revelar

“La baronesa – la retrató Truman Capote -, que pesa como una pluma y es tan frágil como un puñado de conchas, recibe a sus visitantes en un salón amplio y resplandeciente, salpicado de perros dormidos y calentado por una chimenea y una estufa de porcelana; en el salón, como creación imponente surgida de uno de sus propios cuentos góticos, está sentada ella, cubierta de peludas pieles de lobo y tweeds británicos, con botas de piel, medias de lana en sus piernas, delgadas como los muslos de un hortelano, y frágiles bufandas color lila rodeando su redondo cuello, que un anillo sería capaz de abarcar”. Pero esta mujer en apariencia frágil es una escritora de acero. Cuando se le preguntaba si reescribía muchas veces sus cuentos, contestaba: “Oh, sí, lo hago. Es infernal. Una y otra y otra vez”. Es decir, el brote de la idea y su explosión creadora era retocada y pulida y despojada de cuanto no fuera esencial. “Pues sólo si uno es capaz de imaginar lo que ha ocurrido – decía -, de repetirlo en la imaginación, verá las historias, y sólo si tiene la paciencia de contárselas y volvérselas a contar, será capaz de contarlas bien”.

Por tanto esta moderna Sherezade no sólo lanzaba al aire la fabulación sino que en el aire mismo lograba la artesanía del oficio, habilidades de repetición y de corrección, el logro de una seducción conmovedora. Nacida en Dinamarca, en una casa a orillas del mar, a medio camino entre Copenhague y Elsinor, su vida en África– sus amores truncados, la enfermedad, sus experiencias en las plantaciones –  despertarían luego su fascinación imaginativa, la escala de una fantasía prodigiosa. Divertía, entretenía a sus oyentes: las grandes fogatas nocturnas para escucharla podían trasladarse a las pequeñas chimeneas de los despachos en lecturas sosegadas, a la quietud bajo un árbol exótico o al dormitar silencioso de una almohada. Lo importante en Isak Dinesen es ese collar de anécdotas que nos cuenta, la sorpresa que nace de la primera palabra sugerida, y cómo esa palabra llama a sus hermanas en las frases, las frases convocan a los párrafos y los párrafos, corriendo, se acumulan y se desgajan para extender el tapiz de una historia, ese tapiz nos eleva sobre la realidad y volamos de pronto encima de la literatura.

(Imágenes tomadas de Alenarterevista)

LA ESCRITURA CRECE DE NOCHE

» ¿El proceso de escribir es difícil? – se preguntaba Clarice Lispector -, pero es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor (…) La enorme impaciencia al trabajar (quedarse parado junto a la planta para verla crecer y no se ve nada) no está en relación con la cosa propiamente dicha, sino con la paciencia monstruosa que se tiene (la planta crece de noche). Como si se dijera: “no soporto un minuto más ser tan paciente”, “la paciencia del relojero me irita”, etc. Lo  que más me impacienta es la paciencia vengativa, buey sirviendo al arado”. 

Paciencia de la planta.

Paciencia de la escritura.

 

De estas y de otras cosas hablo en mi reciente artículo sobre la gran escritora brasileña, de cuya personalidad creadora hay tanto que aprender.

(Imágenes:- 1.-«Pestwurz» 2002.-Franz Gertsch.-Mónica de Cárdenas Galleria.-artnet/ 2.- Clarice Lispector.- foto tomada de Alenarterevista)

¿ESCUELAS DE ESCRITORES?

diario.-1«Cuando estuve en Berlín hace cuatro años – decía el escritor polaco Witold Gombrowicz en su última entrevista grabada para la emisión«La Bibliothéque de Poche» en 1969 – me invitaron a una escuela para escritores; y me pidieron que pronunciase un discurso. Dije:»Lo primero que tenéis que hacer, si es que queréis ser escritores, es salir de aquí por las puertas o por las ventanas, da igual, pero huid en seguida, porque no se puede aprender a ser escritor y no se os puede dar ningún consejo, como tampoco se pueda dar instrucción a un escritor… El escritor no existe, todo el mundo es escritor, todo el mundo sabe escribir. Si se escribe una carta a la novia, se hace literatura; incluso diré más: cuando se habla o se cuenta una anécdota, se hace literatura, siempre es lo mismo. Por lo tanto, pensar que la literatura es una especialidad, una profesión, es una inexactitud. Todos somos escritores. Hay personas que no han escrito en toda su vida y, de golpe, hacen su obra maestra. Los otros son profesionales, que escriben cuatro libros al año y publican cosas horribles. Un poeta polaco decía: «A veces me sucede que soy poeta». Creo que la frase es acertada y que debiera decir: «A veces me sucede que soy artista». Pero no entiendo qué quiere decir artista o escritor de profesión. El hombre se expresa y lo hace por todos los medios, baila o canta, o pinta o hace literatura. Lo que importa es ser alguien, para expresar lo que uno es, ¿no creen? Pero la profesión de escritor, no, no existe…Hoy las cosas se han complicado falsamente, es un intelectualismo para mí de poca calidad, que busca las cosas, las paradojas, las novedades y todo lo que se quiera, pero que olvida las cosas esenciales. Creo que la literatura debiera volver a su forma de vida de hace, tal vez, cuarenta o cincuenta años, porque todo lo que se ha hecho desde entonces es muy sospechoso y ha dado muy malos resultados». («Autobiografía sucinta, textos y entrevistas») ( Cuadernos Anagrama).

escribir VALIDO.-j78.-por Tetsuya Noda.-Andrew Bae Gallery.-Chicago.-USA.-artnet

Estas palabras quizá sorprendentes, quizá sensatas y sabias, equilibran los platillos de la balanza sobre la asignatura del «aprender a escribir». Como he recordado en un artículo reciente, esta asignatura se imparte hoy en muy diversos lugares.» En la Universidad de Columbia, por ejemplo – decía allí -, hay todo un curso para creadores que abarca desde Homero y Sófocles hasta Virginia Woolf y cualquier lectura reposada de un aspirante a escritor le mostrará hasta dónde llegó la sensibilidad y qué formas exteriores se aplicaron para narrar la esencia de la vida». Tabucchi, entre muchos otros, ha confesado que «escribir no es una profesión, pero es seguramente un oficio, en su acepción más artesanal del término. Hay escritores que mitifican el talento, la inspiración y, seguramente, todo esto, junto al deseo y la imaginación, son cosas muy importantes. Pero la verdad  también es que es necesario estar sentado mucho tiempo, es necesario escribir, trabajar, hacerlo como el relojero que instala la pieza minúscula en el mecanismo del reloj que fabrica. Y cuando jóvenes escritores me piden consejo, me niego a dárselo. O más bien, les doy uno solo: si hay algún artesano en vuestro barrio, pasad por la tarde antes de que cierre y miradle cómo trabaja…»

escribir.-22vvb0.-por Giovanni Carnovali .-1840.-Glleria nazionale d´arte moderna

En las clases de creación que he impartido durante años siempre me gustó hablar desde el principio de libertad creadora. Y leía estas palabras escritas por Goya y colocadas en el monumento que le dedicara Vaquero Turcios, situado en el Parque del Oeste de Madrid, cerca del río.

«En la enseñanza de la pintura/

hay que dejar en plena libertad

correr el genio del alumno/

sin oprimirlo/

ni torcer su inclinación/

a éste o aquel estilo/

No hay regla en la pintura: /

lo mismo que la poesía/

Escoge en el universo/

aquello que encuentra/

más apropiado a sus fines«.

Creo que ésta es la primera lección.

(Imágenes:- 2.- 295  Diary: Aug 12 th.-1984.-Tetsuya Noda.-Andrew Bae Gallery.-Chicago.-artnet/ 3.-» Ritratto d´uomo in atto di scrivere» .-Giovanni Carnovali.-1840.-Galleria Nazionale d´arte moderna)

APRENDER A ESCRIBIR

escribir.-22887.-por Karen Hesse Flatow.-foto Chris Ramirez for The New york Times

«Aprender a escribir es un arte impregnado de humildad. Todas las profundas virtudes del hombre – la laboriosidad, la tenacidad, el ánimo estable, la superación de dificultades – marchan junto a la humildad que se coloca junto a nosotros en la mesa y se adelanta a escribir antes de que nosotros lo hagamos, mostrándonos su sabiduría.  Humildad para no creernos Cervantes pero tampoco para temer o desdeñar al autor de El Quijote. Él nos enseña que desde la cárcel observó la vida y que después prosiguió página a página, soslayando penurias y contratiempos entre el humor y el sentido común del escudero y del caballero. Aprender a escribir es recomenzar lo andado, dar rodeos de estilo y de formas para decir de otro modo lo que muchos han dicho ya. Aprender a escribir es conocer que cada libro arranca desde cero y la experiencia anterior no nos quita ese pánico de la página en blanco ni ese temor al qué dirán los ojos lectores. Aprender a escribir, como todos los aprendizajes de aquellos palotes mostrados por los maestros primeros o como en las dulzuras empeñadas de las madres, supone siempre esfuerzo y sacrificio. Hay que sacrificar los ocios, olvidarse del paso de las horas, creer en sí mismo. Trabajar. Trabajar el lenguaje, trabajar la composición, trabajar los retoques últimos».

Esto publiqué no hace mucho en un artículo aparecido en Alenarterevista y aquí deseo recordarlo hoy cuando leo a Juanjo García Noblejas reflexionando en Scriptor.org  ante unas interesantes opiniones sobre la lectura y la escritura, con enlaces a lo comentado en Corriere della Sera y en The New Yorker  abordando pros y contras de los talleres de escritura.

escribir.-996GY.- por Maria Gato.-2002.-Art Space.-Viriginia Miller Galleries.-Coral Gables, Miami, USA.-artnet

En Mi Siglo recogí en su momento las certeras palabras de Péguy sobre la lectura:

     “Lectores; lectores puros, que leen por leer, no para instruirse, no para trabajar; puros lectores, como para la comedia y para la tragedia hacen falta puros espectadores, como para la escultura hacen falta puros espectadores, que de una parte sepan leer y de otra parte quieran leer, que, en fin, únicamente lean, y lean todo únicamente; hombres que miren una obra unánimemente para verla y para recibirla, (…) para alimentarse, para nutrirse como de un alimento precioso, para hacerse creer, para hacerse valer interiormente, orgánicamente, no para trabajar con ni para hacerse valer socialmente, en este siglo; hombres en fin que sepan leer, ¿y qué es leer?, es entrar dentro; entrar en la lectura de una obra, entrar en una vida, en la contemplación de una vida, con amistad, con fidelidad, incluso con una especie de complacencia indispensable, no solamente con simpatía sino con amor; es lo que hace falta para entrar como en la fuente de la obra; y literalmente colaborar con el autor; no hay que recibir la obra pasivamente; la lectura es el acto común, la operación común del que lee y de lo leído, de la obra y del lector, del libro y del lector, del autor y del lector; como el espectáculo es el acto común, la operación común de la obra dramática y del espectador, del autor dramático y del espectador.” (”Dialogue de l´histoire et de l´âme païenne“.-(La Pléiade,1961)

Viejos y apasionantes temas los de la lectura y la escritura ( es muy difícil escribir bien si no se lee sabiamente), que se debaten hoy y seguirán debatiéndose en el futuro. 

(Imágenes: 1.-foto Chris Ramírez para The New York Times/ 2.-«Bastet».-por Maria Gato.-2002.-ArtSpace/Virginia Miller Galleries.- Coral Glabes.-Miami.-USA.-artnet)

ATRACCIÓN DE LA LUNA

La atracción de la Luna logró que hace cuarenta años unos pasos de hombre pisaran por vez primera aquella corteza. En una madrugada de hace cuarenta años quise seguir en directo el ruido de aquellos pasos caminando bajo el ojo de la televisión.

Como pequeño homenaje a aquellos pasos y a aquella atracción de la Luna – a aquella ciencia ficción hecha realidad – publiqué hace unos días en Alenarterevista el artículo que aquí transcribo:

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«¿Qué hubo antes de la ciencia ficción? ¿Hubo algo anterior? ¿Vivimos el fin de la ciencia ficción, puesto que toda anticipación es entre nosotros ya realidad? El término “ciencia ficción fue usado por primera vez en 1851, año de la Gran Exhibición londinense. Brian Aldiss, novelista inglés, autor entre otras obras importantes de “Intangibles S.A.” (Alianza), declaró que “la ciencia ficción es la búsqueda de una definición de la humanidad y su status en el universo, que se basa en nuestro adelantado pero confuso estado de conocimiento”. Pero sobre la ciencia ficción las definiciones se pulverizan en el tiempo: “todos nosotros sabemos qué es la luz, pero no es fácil decir qué es”, quiso recordar Samuel Johnson. Así ocurre con la ciencia ficción: la utopía, la alienación, los experimentos científicos, los universos fantásticos y muchas otras variantes se expanden sobre libros y películas intentando horadar nuestras costumbres con la sorpresa, algo cada vez más difícil en un mundo que ya no suele sorprenderse de nada.

 

 

Margaret_Cavendish Mucho antes que emprendieran su camino los viajeros espaciales, todas las geografías de los mitos, islas, dominios y mundos alternativos poblaron la imaginación de las nubes y así autores antiguos descendieron velozmente a la superficie de los infiernos para ascender seguidamente hasta  los cielos y mostrarnos de par en par abiertas las puertas de la fantasía. “El hombre en la Luna o discurso sobre un viaje al más allá” es obra de 1638, la “Historia cómica de los estados e imperios de la Luna” data de 1656, la “Historia cómica de los estados e imperios del Sol” aparece cuatro años después, en 1661, y siete años más tarde, en 1668, la duquesa de Newcastle publica “La descripción de un Nuevo Mundo, llamado el Mundo Ardiente” en donde la autora plantea cómo la humanidad podría ser gobernada por un no-humano, una “inteligencia” animal”.

    

 

Gullivers_travels

Los relatos fantásticos de Cyrano de Bergerac, las proporciones y dimensiones que presentan “Los Viajes de Gulliver” de 1726, las soledades y descubrimientos de “Robinson Crusoe” en 1718, y mucho más tarde las historias de las  máquinas pensantes, serán tocadas con los rígidos, fríos y mecánicos movimientos de Frankenstein, mientras el checo Karel Capek – autor de “La guerra contra las salamandras” – en su drama “ R.U:R”, en 1902, unirá la palabra “robot” precisamente al sentido del “trabajo”. Por tanto, la Luna – tan lejana y cercana – iluminará ya en el siglo XVll el borde de las páginas que estamos leyendo y su rostro blanco, poblado de huecos sin descubrir, nos vigilará desde cualquier ventana. Ambrose Bierce filosofará en “Una partida de ajedrez” sobre la inteligencia no humana y  en 1785 el escritor alemán Rüdolf Erich Raspe, coleccionista de objetos raros y curiosos, devoto de joyas y piedras preciosas, publicará la “Segunda ascensión a la Luna”.

 

 

luna

La Luna siempre estará, pues, presente a través de los siglos. Es una Luna tentadora para toda imaginación y esa  imaginación viaja pronto a la Luna queriendo cubrirla o desnudarla, y cuando en 1969 la pisada del primer hombre deje allí su huella miles de ojos la habrán visitado antes gracias a la literatura. En 1966  el escritor inglés Kingsley Amis, padre del novelista Martin Amis, quiso definir una vez más la ciencia ficción como “aquella forma de narración que versa sobre situaciones que no podrían darse en el mundo que conocemos, pero cuya existencia se funda en cualquier innovación de origen humano o extraterrestre planteada en el terreno de la ciencia o de la técnica, o incluso en el de la pseudo-ciencia o la pseudo-técnica”. Cada día, sin embargo, la ficción no sólo no hace ciencia sino que la modifica y la supera, y la anticipación se disfraza para todos nosotros en utilidad real: ella nos acompaña como objeto corriente que nos mira deslumbrante y paciente desde los escaparates.

   

Antes de la ciencia ficción creíamos que alguna vez nos encontraríamos de repente con ella, pero ahora, al verla cara a cara, nos sorprende que ya no nos sorprenda nunca. Vivimos desde hace tantos años dentro de una ciencia ficción asimilada que ya no nos arriesgaríamos a entregar nuestra vida para que a cambio nos den una fascinante novela».

(Imágenes: ilustraciones pertenecientes a Alenarterevista)

ESPIONAJES

detectives.-7«El periodismo de investigación y el ethos, ahora universal, del cotilleo – escribió Georges Steiner en The New Yorker – inundan los quioscos de prensa con información de alta seguridad. Hay revistas populares que contienen diagramas de cómo montar una bomba nuclear. ¿Hay algo genuinamente nuevo o decisivo entre las cosas que los espías venden a sus clientes? ¿Necesitó Josué cuatro ojos encubiertos para enterarse de que Jericó tenía murallas y de que sus moradores no acogieran favorablemente la invasión? Puede que toda la industria del espionaje se haya convertido en un juego fatuo, en una rayuela homicida dentro de una casa de espejos».

Eso escribía el ensayistaGeorges Steiner en The New Yorker».-(Siruela) y lo hacía en 1978. Desde entonces a aquí el espionaje ha variado mucho, pero la historia del espionaje se remonta siglos atrás y algunos apuntes los he querido comentar en un reciente artículo

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«Fouché, jefe de policía de Napoleón, supo organizar muy hábilmente a sus espías y los tratados sobre técnicas de espionaje tienen en Oriente un volumen célebre, el “Ping Fa”( de 510 años antes de Cristo), escrito por Sun-tzú, que fue lectura obligatoria de los agentes chinos y que durante la Segunda Guerra Mundial se distribuyó entre los miembros de la Fuerza Aérea británica en Ceilán. En China también podemos encontrar el “San Kuo”, de Lo Kuanchung, (1260-1341), novela que se dice era consultada por Mao Tse-tung y por las guerrillas del Vietcong.detectives.-8

 

El espionaje siempre ha ido tras las evoluciones de los tiempos. Hoy día se espía industrialmente con aparatos diminutos los aciertos decorativos de ciertos escaparates o se sigue el rastro que van dejando en Internet las pisadas que las yemas de los dedos realizan al avanzar por los buscadores. Todo se espía. El Gran Estado espía desde el vientre de su maquinaria de impuestos, las ciudades lo hacen desde las fachadas de las calles y plazas por donde caminan los viandantes y John Le Carré culmina su obra más reciente con otra historia en la que se mezclan refugiados musulmanes, adolescentes chechenos, servicios secretos alemanes, ingleses y norteamericanos, todo ello en el marco de una nueva guerra fría entre el terrorismo fundamentalista y las defensas de Occidente con la batería de sus aparatos de contraespionaje.

Aunque sobre gustos es imposible opinar, los nombres en el mapa literario del espionaje son numerosos. Brillan quizá especialmente cuatro, ya clásicos por sus obras: Conrad, Somerset Maugham, Ambler y Graham Greene. Naturalmente hay muchos más y algunos de ellos muy destacados. El primero con novelas célebres, como “El agente secreto”, la gran narración de un suceso anarquista en el centro de Londres. Para Conrad espiar no es un fin sino un medio. El fin, para Conrad, es la naturaleza absolutamente vil de la revolución, donde los espías tienen un repulsivo papel. En el caso de Somerset Maugham, sus relatos estaban basados en las experiencias del autor como oficial de inteligencia y se ha dicho que la postura moralmente neutral de Maugham sentó las bases sobre las que trabajaría Ambler y mucho más tarde John Le Carré, mientras que la frialdad de uno de los personajes de Maugham frente al asesinato sería adoptada y adaptada por Ian Fleming para su “James Bond

Y precisamente Steiner habla en su comentario de «El factor humano» de Graham Greene.detectives.-3

                                                                                                       Graham Greene, preguntado sobre Le Carré, contestó en una ocasión hace ya años: “Es mucho más joven que yo y, en consecuencia, su experiencia política me parece mucho más limitada que la mía. En una entrevista por la radio decía que yo era demasiado simple, si no ingenuo, para entrar en los terrenos de la política, y que había quedado anclado en la problemática de los años treinta”. Ello quizá era cierto, pero la calidad de las historias las enriquece el tiempo. Los tiempos han cambiado. Ahora acaso el espía está tan cerca de nosotros que nos observa desde dentro del ordenador. Si salimos a la calle es un espía distinto el que nos sigue sin apenas darnos cuenta. Resuenan unos pasos que nunca habíamos oído y que jamás volveremos a oír  porque los pasos cambian y las suelas de quienes nos espían se van adaptando a los problemas de cada siglo y la astucia del espiar se basa en que nadie nos descubra que nunca somos nosotros los espiados sino que nosotros somos los que espiamos siempre».

MÚSICA Y MELANCOLÍA

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 La Filmoteca Española ha programado un ciclo sobre la melancolía en el cine y ello me lleva a cuanto hace poco escribí sobre esa aflicción en una Revista : «La melancolía – recordaba – no es hermana exclusiva de los tristes y la “acedia” – la llamada “tristeza o melancolía del mundo”, (expresión también de una vacilación o  rechazo a devenir lo que la persona realmente es, por su propia naturaleza) -, aquello que Kierkegaard llamaba “la desesperación de la debilidad”, tiene unas hijas propias que el filósofo alemán Josef Pieper ha analizado muy agudamente. “Ningún hombre puede mantenerse en la tristeza”, se lee en la Biblia,  y una de las hijas de esa “acedia” o tristeza  es la vagabunda inquietud de espíritu, que a su vez se revela  (y esto, en principio, nos parecería sorprendente) en la abundancia de palabras en la conversación, es decir, en la verbosidad o charlatanería incesante,  en la ininterrumpida  búsqueda  de novedades – por tanto, en la curiosidad permanente -, como también  en la dispersión, en la ausencia de sosiego y de reposo, en realidad en el no parar  y en  la inestabilidad de lugar y de decisión.

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 Estudiada la melancolía por grandes autores  – son célebres los volúmenes  “Saturno y la melancolía” de Klibansky y Panofsky (Alianza) y el exhaustivo tratado de Robert Burton, “Anatomía de la melancolía  (Austral) -, se han analizado las múltiples causas que la provocan, se han enumerado sus  síntomas, se han aportado posibles remedios y curaciones, se ha contemplado la relación que ella puede  tener con el amor, los celos, la belleza del rostro o de los ojos, se ha considerado – y así lo hace Burton -cómo nos puede afectar la melancolía amorosa al traspasar las fronteras de los sentidos, de qué forma los encuentros, las conversaciones, los cantos, los engaños, las promesas, las quejas y las lágrimas trenzan muchas de esas melancolías que existen en el mundo, y cómo el miedo, la pena, la desconfianza, ciertas conductas extrañas, juramentos, juicios, ultrajes y gestos influyen en ella,  cercando  a la melancolía con  las pasiones y turbaciones de la mente – con  la envidia, la malicia, las preocupaciones, miserias, vanaglorias y tristezas de la existencia -, mezclándola con pavores, burlas, calumnias, necesidades y ausencias. El universo de la melancolía es amplísimo y por citar un aspecto entre mil  he ahí a la música como uno de los  remedios  – según Burton  – para apartar esa melancolía. “La música –señala él  – es la mayor medicina de la mente,  un poderoso golpe para elevar y reavivar un alma lánguida, “afectando no sólo a los oídos, sino a las propias arterias, los espíritus vitales y animales, eleva la mente y la agudiza” como así  dice  Lemnio. Juan de Salisbury, por su parte, indica que la música tiene su efecto sobre las almas más embotadas, severas y dolientes, “expulsa la pena con alegría, y si hay algunas nubes, polvo o escoria de las preocupaciones todavía latentes en nuestros  pensamientos, los barre poderosamente”.

 

 Muchos hombres – apunta también  Robert Burton – se ponen melancólicos al escuchar música, pero les causa una agradable melancolía, y por lo tanto, para quienes están descontentos, con pesar, miedo, dolor o están abatidos, es el mayor remedio presente. Plutarco a su vez  decía que la música vuelve a algunos hombres tan locos como tigres y  Homero, que la música hace a algunos despertar y a otros dormir, mientras Teofrasto profetizaba que las enfermedades tanto se pueden adquirir  como mitigar con la música».

(Imágenes.-1- William Herschel por Julia Margaret Cameron.-Imagery Our World./ 2.-foto: Desiree Dolron.-Michael Hopper Contemporay)