LA ABEJA Y EL OJO

¿Hay algo nuevo bajo el sol? Cuando uno recuerda en la novela francesa de hace unos años las sensaciones visuales que describía Robbe-Grillet o Claude Simon, las sensaciones auditivas trasladadas al libro por Nathalie Sarraute – es decir, el gran ojo fijo del primero de ellos o la gran oreja de los rumores de la última con sus tres famosos puntos suspensivos que intentaban alentar e hilvanar las frases -, uno toma el microscopio y se acerca ahora a observar a esta abeja que permanece quieta detrás de la lente.

«Habiendo de describir la abeja con todos sus miembros, comenzando primero por la cabeza – escribe Francesco Stelluti en 1630 -, la cual en la parte superior muestra la osamenta repartida como en una calavera humana, plumosa, pues tiene en lugar de pelos plumas, como las de los pájaros; hacia el cuello son más abundantes: y son de color blanquecino, tirando a amarillo. De las tres partes de la cabeza, dos están casi del todo ocupadas por los ojos, que son bastante grandes y ovalados, con la parte más aguda por la banda inferior de la cabeza. Son peludos, y los pelos están dispuestos en ajedrezado, o bien a modo de retícula, como son los ojos de los otros insectos que vuelan, que parecen reticulados. En torno a ellos se ven las pestañas de pelos gruesos de color de oro: pero no tienen movimiento, haciendo únicamente un círculo en torno al ojo. Entre uno y otro ojo, hay dos cuernos móviles articulados, llamados antenas por Aristóteles, situados sobre la nariz, cada uno de los cuales nace de un globulito blanco como una perla, sobre el cual hay otro semicircular y de color rojizo: sigue luego un artejo largo de color gris oscuro, y a continuación otro artejillo rojizo, por donde la abeja pliega el cuerno; y luego a continuación otros nueve artejos uniformes, también de color gris oscuro, con unos pelos blancos muy diminutos».

Al final, Stelluti este miembro de la Academia que está leyendo este libro de la naturaleza, las lecciones visuales que le va dando poco a poco la abeja – concluye así:

«Queda la espina o aguijón, llamada por los latinos aculeus, que está dentro de la parte extrema de dicho cuerpo unido a un intestino, tierno y de color blanco. En su comienzo, donde está unido con dicho intestino, es gruesecillo; pero luego se va estrechando y adelgazando poco a poco hasta el final, terminando en una punta agudísima, como se ve en el dibujo, que se ha querido sea exactamente del mismo tamaño con que nos lo representa el microscopio. Y esto es lo que hemos podido observar con nuestra mucha fatiga, estudio y diligencia en torno a un animal tan maravilloso, cuya forma, y la de cada uno de sus miembros aquí descrita, mejor se podrá conocer en la figura aquí impresa».
El ojo y la oreja del lector en cierta novela moderna – «le nouveau roman» como se le ha llamado -, las sensaciones antes que las significaciones, disfrutarían encontrando antecedentes en el siglo XVll. El ojo de Stelluti mira el ojo de la abeja y el ojo de la abeja se deja mirar – y narrar – al otro lado del cristal.

LA ERA DE LA SOSPECHA

Indudablemente la característica esencial de la imagen es su presencia. Así como la literatura dispone de toda una gama de tiempos gramaticales, que permite situar los acontecimientos unos con relación a los otros, puede decirse que en la imagen los verbos están siempre en presente (lo que hace tan raras y tan falsas estas «películas contadas» de las publicaciones especializadas, en las que se restablece el pretérito indefinido, ¡tan caro a la novela clásica!) : es evidente que lo que uno ve en la pantalla está sucediendo; lo que se nos da es la acción misma, y no un reportaje sobre ella.
Estas palabras pertenecen a la Introducción que Alain Robbe-Grillet escribió para presentar el guión de El año pasado en Marienbad, película a la que me referí ayer en Mi Siglo. De todas las reacciones dispares suscitadas en Francia ante la muerte de este escritor, sin duda la de mayor interés es la de Claude Sarraute, hija de la novelista Nathalie Sarraute, la autora de La era del recelo (Guadarrama). Culpa a Robbe-Grillet de apoderarse de cuanto había ya inventado su madre.
Indudablemente, la «nueva novela» – el debatido «nouveau roman» de finales de los cincuenta e inicios de los sesenta en Francia – es cosa pasada. La simple presencia de los objetos, la «escuela de la mirada«, la descripción de un mundo objetivo donde el hombre no es más que un objeto entre otros, un presente eterno y neutro tomado a cámara lenta, el riesgo de la monotonía, el ojo y la oreja del lector-auditor en ese intento de «nueva novela», todo eso no dejó demasiada huella. La era del recelo se extendió sobre las conversaciones y subconversaciones que Nathalie Sarraute había estudiado y ahora, al cabo de los años, la cabeza de ese recelo gira y se enrosca sobre los mismos que hablaron de ella, asuntos muy franceses, demasiado franceses, que poco eco han tenido después en el curso y el devenir de la novela moderna.
(Pero la actualidad nos trae precisamente de nuevo a Alain Resnais, el director de Marienbad, que en 2006 dirigió la aquí llamada Asuntos privados en lugares públicos, su última película).

EL AÑO PASADO EN MARIENBAD

Losas de piedra, sobre las que yo caminaba, como si fuera a su encuentro, – entre estos muros cargados de arrimaderos de madera, estucos, molduras, cuadros, grabados enmarcados, por entre los que yo avanzaba, – entre los que estaba ya esperándola, muy lejos de esta decoración en que me encuentro ahora, ante usted, esperando todavía al que ya no vendrá, al que ya no puede venir, ni separarnos de nuevo, ni arrancarla de mí.
(…)
El parque de este hotel era una especie de jardín de estilo francés, sin árboles, sin flores, sin vegetación alguna…La grava, la piedra, la línea recta creaban espacios precisos, superficies sin misterio. Parecía imposible, a primera vista, perderse en su recinto…a primera vista…a lo largo de los paseos rectilíneos, entre las estatuas con ademanes congelados y las losas de granito, por los que usted, ahora, se perdía ya para siempre, en la noche tranquila, sola conmigo.
(En la muerte hoy de Alain Robbe-Grillet, autor del guión original y de los diálogos de El año pasado en Marienbad, película dirigida por Alain Resnais)