UNA CONFESIÓN PERSONAL

 

libros-nnbyyu-manos- Bronzino- mil quinientos treinta

 

«Me ruegas que te cuente una de mis jornadas y en todo su desarrollo. – escribe Séneca en sus «Cartas a Lucilio» -Juzgas bien de mí al pensar que en ellas nada tengo que ocultar. Ciertamente, hemos de vivir como si nos hallásemos en público, meditar como si alguien pudiese escudriñar en lo profundo de muestro corazón, y de hecho puede hacerlo- Pero, ¿de qué aprovecha que algo permanezca escondido ante los hombres? Nada está oculto a Dios; está presente en nuestras almas, Él interviene en lo íntimo de nuestros pensamientos: digo que interviene como si alguna veces se alejara.

Así, pues, satisfaré tu petición, y gustoso te hablaré de mi actividad y del orden con que procedo. Sin más, pondré la atención en mí y, cosa muy provechosa, revisaré mi jornada. Nos vuelve muy defectuosos el hecho de que nadie toma en consideración su vida; discurrimos sobre lo que hemos de hacer, y esto raras veces, pero no consideramos lo que hemos hecho; ahora bien, la previsión del futuro depende del pasado.

La de hoy es una jornada plena, nadie me ha sustraído parte alguna de ella; la he repartido entre el lecho y la lectura; una parte mínima la he destinado al ejercicio corporal, y por este motivo doy gracias a la vejez: no me exige un coste elevado. Apenas me muevo, me encuentro cansado; mas la fatiga es el término del ejercicio, aun para los más vigorosos».

 

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(Imágenes-1- Bronzino– 1530/ 2.-Séneca- busto de Séneca- museo del Prado)

 

 

AMISTAD DE LOS LIBROS

libros.-4wwcv.-Agnolo di Cosimo.-Retrato de Lucrezia Panciatichi.-detalle.-1545«La amistad de los libros es una imitación atenuada de la amistad de los hombres» – recordaba Alfonso Reyes. Siglos antes Lope ya se había pronunciado: «Es cualquier libro discreto, un amigo que aconseja y reprende en secreto«.  De «La amistad en la vida y en los libros» – el interesante volumen del argentino Ricardo Sáenz Hayes – ya hablé en Mi Siglo. También de las primeras lecturas de algunos escritores: Naipaul, por ejemplo, de la influencia

libros.-134.-Karen Kilimnik

de los libros en su vida. Y sobre la lectura y su necesidad para el hombre Harold Bloom, entre muchos otros, evocaba que leemos a Shakespare, Dante, Chaucer, Cervantes, Dickens y demás escritores de su categoría porque la vida que describen es de tamaño mayor que el natural. «Éste es, pues, el mérito de Shakespeare decía Samuel Johnson en el prefacio a sus obras teatrales -: que sus dramas son el espejo de la vida; que aquel cuya mente ha quedado enmarañada siguiendo a los fantasmas alzados ante él por otros escritores pueda curarse de sus éxtasis delirantes leyendo sentimientos humanos en lenguaje humano, mediante escenas que permitirían a un ermitaño hacerse una opinión de los asuntos del mundo y a un confesor predecir el curso de las pasiones».

libros.-6ggb.-Sylivia Beach en su librería de París

Cuando los escritores principiantes llegan a preguntarse alguna vez por qué escribir, parece que resonaran las palabras del italiano Gesualdo Bufalino: «Se escribe para recordar, para ser recordado, para vencer la amnesia, el silencio, el agujero oscuro del tiempo. Se escribe también para no morir, para durar. Se escribe como medicina, para consolarse, para consolar. Para volver inofensivo al dolor. Se escribe para ser feliz, se escribe para testimoniar, para dejar testamento de uno. Se escribe para jugar. Se escribe para darle un sentido a la insensatez del mundo. Para evocar. Para bautizar las cosas, para prorrogar la vida, para persuadir, para seducir. Para profetizar. Para lavarse el corazón. Para conocerse, para saber quién somos».

libros.-eewb.-Bronzino.-detalle del Retrato de un hombre joven.-1530

Y cuando los lectores principiantes llegan a preguntarse alguna vez por qué leer, parece que resonaran entonces estas palabras de Harold Bloom: «leemos porque no podemos conocer a fondo a toda la gente que quisiéramos; porque necesitamos conocernos mejor; porque sentimos necesidad de conocer cómo somos, cómo son los demás y cómo son las cosas. Hago un llamamiento a que descubramos aquello que nos es realmente cercano y podemos utilizar para sopesar y reflexionar. A leer profundamente, no para creer, no para contradecir, sino para aprender a participar de esa naturaleza única que escribe y lee.»

libros.-789.-Paris.-La Librairie de la Lune.-Brassaï.-1930

(Imágenes:- 1.-Agonolo di Cosimo.-Retrato de Lucrezia Panciatichi-detalle.-1545.-Galleria Uffizi.-Florencia/ 2.- Karen Kilimnik.-2009/ 3.-Sylvia Beach en su librería de París.-1945.-David E. Scheman/ 4.-Bronzino.-1530/ 5.-Brasaï.-librería de la Lune.-1930)

BRONZINO Y LAS EDADES DEL HOMBRE

La cabeza de niño dibujada por Agnolo Bronzino en 1527 , aún no lleva consigo – como todas las cabezas de niños del mundo – ni ocupaciones ni preocupaciones. Toda la mirada está vuelta hacia arriba, hacia su madre – cualquier madre del mundo – que le explica la vida desde la altura y la dulzura, le explica el tráfico de los carruajes y a la vez las estrellas del cielo y a la vez los porqués que todo niño pregunta.

La cabeza de hombre que Agnolo Bronzino dibuja en 1550 ha pasado ya la crisis de la pubertad; también las  primeras experiencias; su mirada no ve cuanto aún le queda:  la crisis de las experiencias segundas y terceras, la crisis de la comprensión vital, la última del desasimiento. (Bronzino precisamente será uno de los que contestará a la primera encuesta que sobre arte se haga en el mundo –  el primer «cuestionario» en el siglo XVl que enviará por carta Benedetto Varchi  a varios artistas-; Miguel Ángel responderá a esa «encuesta» en 1549, Vasari lo hará en 1547, Benvenuto Cellini en 1546.-Así lo recordé en «Diálogos con la cultura«)

La cabeza de mujer que Agnolo Bronzino dibuja en 1542 acaso quiera cruzarse con la cabeza del hombre anterior, acaso quiera compartir con él su vida. Sonríe sin revelar nunca su edad. Espera sin duda el amor, sueña con la maternidad, no ama la soledad, intuye la entrega total aunque nadie le ha hablado de ella, tampoco nadie le ha hablado del nido vacío.

La cabeza del hombre sentado que Agnolo Bronzino dibuja en 1535 ve pasar las edades que vivió, todas las tardes que consumió el horizonte, aquellas nostalgias, aquellas ilusiones, lo que consiguió y lo que aún aguarda, y sobre todo aquella vida sin edad, la mirada vuelta hacia arriba, su mirada mirando a la madre que desde la altura y la dulzura le iba explicando los colores del cielo y cómo rodaban los  carruajes en la noche.

(Pequeño recordatorio de la actual exposición sobre los dibujos de Bronzino en el Metropolitan Museum de Arte de Nueva York)

(Imágenes:– dibujos de Bronzino: 1.-cabeza de niño de pelo rizado mirando hacia arriba.-1527.-Dresde/ 2.-cabeza de joven.-1550-1555.-Museo J Paul Getty de los Ángeles/ 3.-mujer sonriendo.-1542-43.-Louvre/ 4.-estudio para un Retrato de un hombre sentado.-1535.-Disegni degli Uffici.-Florencia)