MODOS DE VER

«Cada vez que miramos una fotografía somos conscientes, aunque sólo sea débilmente, de que el fotógrafo escogió esa vista de entre una infinidad de otras posibles. Esto es cierto incluso para la más despreocupada instantánea familiar. El modo de ver del fotógrafo se refleja en su elección del tema. El modo de ver del pintor se reconstituye a partir de las marcas que hace sobre el lienzo o el papel. Sin embargo, aunque toda imagen encarna un modo de ver, nuestra percepción o apreciación de una imagen depende también de nuestro propio modo de ver».

John Berger.-«Modos de ver» ( Gustavo Gili)

EL «PASO ATRÁS» EN LA CREACIÓN

 

Como ocurre con los pintores, los escritores y tantos otros artistas, el creador cinematográfico da también unos pasos hacia atrás en su trabajo para adquirir más perspectiva, calcula la distancia y las dimensiones que tendrá lo que quiere llevar a cabo, y su ojo de creador domina el cuadro entero antes de acercarse otra vez a la cámara  y disponerse  a filmar. Ese «paso hacia atrás»  lo confesó , como tantos otros, el escritor y cineasta francés Philippe Claudel cuando realizó la película «Hace mucho que te quiero«. «Imaginé – dijo- la historia de Juliette y Léa , dos hermanas que no han hablado en 15 años. Lo apunté en una libreta y me fui a Laponia. Allí, en invierno, las noches son larguísimas, sólo hay dos horas de luz. Fue un momento mágico para escribir».

Y allí, en las noches de Laponia, Philippe Claudel evocó a Nancy, la ciudad francesa en cuya Universidad había estudiado Literatura e Historia, pero sobre todo puso en pie esa otra pequeña historia de las separaciones y los reencuentros humanos que en la película protagonizan Kristin Scott Thomas y Elsa Zylberstein.

Una vez más la distancia que toman los creadores para enriquecer su perspectiva se revela importante. Es en esas dos horas de luz del invierno de Laponia cuando las calles de hace años, y también los portales, las ventanas y las sombras toman cuerpo. Claudel pensó en las dos actrices y declaró después que era importante que en el film «Juliette lleve los años de cárcel tatuados en la cara, y que Léa tenga el rostro y la silueta de una adolescente que rehusó crecer. Las dos actrices aceptaron esta transformación, lo que les obligó a rodar gran parte de la película sin maquillaje, desnudas. (…) Me fascinan las vidas secretas que convierten a los conocidos en desconocidos. Me encantan las mujeres, me fascina su fuerza, su capacidad de recuperación, de renacer, de apoyarnos y aguantar la vida miserable de los hombres. Tengo la impresión de que los hombres se rinden muy deprisa, pero no las mujeres».

 Eso debía ir pensando el director cinematográfico dando «pasos atrás» en su pasado, en su experiencia y en su tiempo mientras iba escribiendo por las noches aquel guión. Había dos horas de luz únicamente en Laponia pero ellas estaban iluminando todo cuanto había vivido y todo cuanto al fin quería entregar al espectador.

(Imágenes: Kristin Scott Thomas y Elsa Zylberstein en «Il y a longtemps que je t´aime», de Philippe Claudel/ Kristin Scott Thomas, en otra escena del film)