
Y Juan Ramón, que ha plantado estos chopos— cuatro entre el primero y segundo pabellón de la Residencia de Estudiantes——, viene de la primera casa de Fortuny por donde pasaron — unos con la palabra y la mirada; otros, con la pluma —Bergson, Cambó, García Morente, el primer libro de Ortega, las poesías de Antonio Machado, volúmenes de Unamuno, ejemplares de Azorín, “Platero y yo” — misterioso borriquillo enterrado en Fuentepiña— y los inicios en la oratoria de Eugenio d’Ors.
1913, año en que se encuentran los terrenos para esa Residencia en la que el sol y los vientos — como techo de ese cielo de Madrid que hoy las casas encuadran — es la fecha clave en las alturas: tres pabellones que se van alzando y donde numerosos y grandes dormitorios reciben a estudiantes y a poetas.
Es tiempo sin distancias. Madrid extiende azul su cielo y la pupila puede atravesar espacios, como si los hombres no tuvieran vivienda, como si el existir fuera un vacío pasillo por donde el ojo cruza la capital de parte a parte. “En Madrid — escribe Alfonso Reyes— al término de la Castellana, cerca ya del Hipódromo… hay una colina graciosa, vestidas de jardín las faldas y coronada por el Palacio de Bellas Artes .Juan Ramón Jiménez la ha bautizado: “Colina de los Chopos”. Los viejos la llaman el Cerro del Aire . Sopla allí un vientecillo constante, una brisa de llanura…Lejos, alta, saneada de silencio y aire, abre la Residencia sus galerías alegres; capta todo el sol de Castilla — dulce invernadero de hombres — y da vistas a los cielos azules del Guadarrama, aérea Venecia de reflejos. Esta casa es refugio de algunos espíritus mayores. El poeta Juan Ramón Jiménez vivió aquí hasta su viaje a América, de donde regresó casado… Eugenio d’Ors paraba siempre en la Residencia antes de trasladar a Madrid sus reales. Y todos ellos, y Ortega y Gaset, Azorín, Maeztu, Canedo, gustan de ofrecer a los huéspedes de la Residencia en lecturas privadas, las primicias de sus libros y sus estudios. El filósofo Bergson, el sabio Einstein, el escritor Wells, el músico Falla…no pasan por Madrid sin saludar esta casa.”
Jose Julio Perlado
