
Entonces, lo que quiero — le explico a Ricardo, mi ayudante de dirección, mientras caminamos y a la vez trabajamos — es que en esta película haya muchos Bois de Boulogne condensados en uno solo. Es decir, todas las fases y estaciones del año reveladas por tantos pintores sobre este parque parisino. Un festival de imágenes. Te lo explicaré mejor cuando hagamos el montaje. Quiero también que aparezcan frases de Proust como voz “en off” y que el público, mientras esté viendo en pantalla este parque de París que estará vestido unas veces de azul, otras veces de gris o de blanco, con los personajes y comparsas en movimiento que pongamos nosotros, escuche esas palabras “en off” que escribía Proust: “era para mí el bosque — decía Proust — uno de esos jardines zoológicos donde se encuentran reunidas flores diversas y paisajes contrarios”. No sé si el público va a poder captar o valorar a Proust, ni sé si le interesa, muchos no saben quién es Proust, otros apenas lo han leído, otros quizá son devotos de él aunque les parezca inaccesible o pesado, pero yo sí quiero que esas frases suyas se escuchen en “off” mientras ven nuestras imágenes, porque también son un homenaje a su figura —y le insisto a Ricardo —: ten en cuenta que Visconti estuvo diez años intentando abordar “A la busca del tiempo perdido” y no lo consiguió por motivos financieros y también por dificultades estéticas. Pero yo no deseo hacer nada de eso. Me basta con el Bois de Boulogne visto por Proust, pero visto también por nuestra película y nuestra familia. “Acuérdate, hijo, interviene entonces mi madre que ha estado escuchando muy atenta todo lo que hablamos Ricardo y yo, de poner en tu película aquel Bois de Boulogne por donde tú corrías de pequeño con tus hermanas, y los cuatro jugábais con vuestros abrigitos azules y vuestras gorras rojas, que erais una monada. Todo el mundo os miraba.” “Sí, sí, madre — le digo para tranquilizarla —,no te preocupes, no te preocupes que me acordaré.”
Pero ahora estoy enormemente concentrado en rodar una escena del pintor Jean Béraud que quiso dejar plasmado este rincón de las bicicletas en el Bois, los amplios pantalones bombachos de la ropa deportiva en las damas elegantes, los sombreros blancos de verano llamados “canotiers”, y sobre todo el mundo de las bicicletas, que entonces, en 1900, se llamaban “velocípedos” y voy así filmando lentamente esta especie de teatro al aire libre de diversión y encuentro del “todo París” con un fondo amarillo que, poco a poco, se irá mezclando con otros tonos.

Uno de esos otros tonos serán los caballos rojos de Edouard Manet que cruzan ahora a toda velocidad por el Bois de Boulogne llevando a sus jinetes tensos en las grupas ante el asombro y distracción de muchas familias que ocupan el Parque.

Otro de los tonos que quiero que aparezcan en pantalla es el blanco nevado en el Bois que pintó el italiano Francesco de Nittis, una extensión nevada, el Parque casi desierto, unas figuras solitarias caminando en la nieve. Una gran belleza.

Entonces reaparece la voz “en off” de Proust que nos va a ir acompañando mientras miramos todas estas imágenes: “después de una colina — escribía Proust—,en el Bois hay una gruta, ; luego un prado, y rocas, y un río, y un foso, y un collado, y una charca; pero sin que nosotros ignoremos que están allí para dar ambiente adecuado o pintoresco marco al retozar del hipopótamo, de las cebras, de los cocodrilos, de los conejos rusos, de los osos y de la garza real”.

Y seguimos escuchando así la voz “en off” de Proust mientras continúan pasando las imágenes del Bois en las pinturas de Valloton, de Cross o de Berthe Morisot en la pantalla: “Y el paseo de las Acacias— escribía Proust—,plantado para ellas de árboles de una sola especie, era favorito de las bellezas más famosas, porque de las acacias irradiaba un perfume delator, ya a distancia, de una blanda individualidad vegetal, cercana y extraña;

“porque luego, al acercarme — continuamos oyendo su voz “en off” — veía ya lo más alto de su travieso y ligero follaje, de esas hojas fácilmente elegantes, de corte coquetón y tejido fino, donde fueron a posarse centenares de flores como colonias aladas y vibrátiles de parásitos preciosos, y porque tenían un nombre femenino, ocioso y suave.”

Y así es como quiero yo mi película —- le digo a Ricardo, mi ayudante de dirección— : un abanico de imágenes del Bois y al fondo esa voz de Proust “en off” que unirá naturaleza, cine y literatura. “Pero no te olvides, hijo, ( vuelvo a escuchar la voz de mi madre que ha estado muy atenta a cuanto hacemos), no te olvides de meter esas imágenes tuyas y de tus hermanas cuando corríais por el Parque hace años, con vuestros abrigitos azules, que erais la admiración de todo el mundo.” “No, no te preocupes, madre, no te preocupes que no lo olvidaré.”
José Julio Perlado
(del libro “Carnet de un director de cine”)
relato inédito
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Imágenes : – 1- Bois de Boulogne- wikipedia/2 – Jean Beraud/ 3-Edouard Manet/ 4- Francesco de Nittis/ 5- Félix Vallotton / 6- Henri-Edmond Cross/ 7-Berthe Morisot/ 8- Berthe Morisot)