
Cuando el 8 de marzo de 1918 —el día en que Pla cumple sus 21 años —comienza ese Diario riquísimo en sabiduría y sentido común y teñido ya de escepticismo que es el “Cuaderno gris” confiesa entre millares de observaciones: “ He mirado por todos los rincones familiares, he revuelto mi árbol genealógico, he interrogado a los más viejos y he encontrado bien poca cosa. Evidentemente, en casa, lo que abunda es lo gris. “ Pero lo gris, que para otros sería lo anónimo y lo ordinario, la aburrida cáscara de lo normal, aquello que no dispararía el resorte de la noticia, para Pla cobra el valor y el color de lo gris en la paleta humana, con todo el encanto para contar aquello que aún no se ha dicho. Es la extraordinaria naturalidad del vivir gris de unos payeses, su filosofía al cruzar la existencia, las respuestas y las preguntas de un país y de un pueblo.
“Los ojos de los becerros son bellísimos — escribirá en “Un viaje a pie” – Hay un mundo de cosas admirablemente dibujadas dentro del cristalino de estos animales tan graciosos, tímidos, indescriptiblemente tercos, negros, con unas manchas blancas, de una ternura infinita. Este animal puede valer treinta duros. Tiene seis días o siete. Hay en mí un cierto sentido que me lleva a apreciar estas pequeñas cosas, estas maravillas. Contemplo, con un payés al lado, un gallinero. A mí un gallinero me hace pensar en la obra pictórica de Joaquín Mir. Casi todo lo que pintó Mir contiene, flotando, las plumas, los colorines, de las aves de corral y de los animales domésticos. Posiblemente, Mir llegó a dar el color de la cresta de un gallo con exactitud perfecta. En Mir está el grisáceo de los conejos, la gamuza de los cuellos de tórtola, los blancos de los pichones, las plumas de las gallinas negruzcas o pintarrajeadas.”
Adjetivos, toques de prosa, matices de estilo en Pla: la vida del campo dibujada con la pluma, la vida del mundo fija y clavada gracias a la observación de las cosas.
José Julio Perlado

imágenes- 1 y 2: Joaquín Mir- wikipedia