NECESIDAD DEL ASOMBRO (1)

Los griegos querían ser un pueblo de filósofos y no de tecnócratas, es decir eternos niños, que veían en el asombro la condición más elevada de la existencia humana, como señala St. Harkianakis. Solamente así puede explicarse el hecho significativo de que los griegos no hicieran uso práctico de innumerables hallazgos . ¿Por qué se pierde el asombro, cómo se pierde? Los inventos que nos ofrecen en bandeja las televisiones ya no nos produce estupor sino avidez de tomarlos prontamente y consumirlos. Hay una costumbre, un hábito rumiante de consumir masticando lo nuevo, a veces triturando lo último, a veces sin siquiera atragantarse, tan voraces somos. Se consume y se consume , se circula y se circula, se recorre el mundo instantáneamente con sólo oprimir el teclado, únicamente moviendo el volante.

¿Y el silencio, la sorpresa, la quietud? Parecen  haber desaparecido. Y sin embargo, la sorpresa es una categoría importante en la vida. “Mas, al menos para mí —decía la Premio Nobel polaca Wislawa Szymborska —, todavía hay otra cosa importante en la creación … La curiosidad. Nadie incluye la curiosidad entre los sentimientos, pero  yo creo que la curiosidad es un sentimiento. Cuando la miró a usted, tengo curiosidad”, le decía a una periodista.     Esa tensión de la atención tendida hacia lo ajeno, hacia lo otro, hacia el otro —  lo que me va a revelar el otro, lo  que ya me está revelando, lo que me ha revelado — , esa postura anímica expectante hacia lo que me va a desvelar hoy la vida, este día, esta persona que entra ahora en el despacho y que se sienta ante mí con su pregunta y su problema, incluso con su abanico de soluciones aún sin decidir,  todo esto se halla en el centro de la curiosidad y a pocos pasos del umbral del asombro.

José Julio Perlado

imágenes- wikipedia