PRINCIPIOS DE MAIGRET

“Vuelvo a verme una mañana soleada en un café…— cuenta Simenon en el prólogo a sus “Obras completas”— ¿He bebido una, dos o incluso tres pequeñas ginebras coloreadas con algunas gotas de bitter? Lo cierto es que, después de una hora, un poco somnoliento, empecé a ver dibujarse la masa poderosa e impasible de un señor que me pareció que resultaría  un comisario aceptable. Durante el resto de la jornada,  añadí al personaje algunos accesorios:  una pipa, un bombín, un grueso gabán con cuello de terciopelo. Y como hacía un frío húmedo en mi barca abandonada, le otorgué para su despacho, una vieja estufa de hierro fundido.”

En 1929, en “L’ Amant sans nom”, Simenon dibuja al agente número 49 que nos acercará de algún modo a la presencia futura de Maigret. “ Era alto, vigoroso, no se parecía en nada a la imagen que solemos hacernos del perfecto detective. No tenía nada tampoco del personaje de novela policiaca. Su   cara era redonda, algo roja. Un rostro de campesino bonachón. Los ojos eran más bien ingenuos, y esa ingenuidad quedaba reforzada por  una nariz muy chata. Meneaba la cabeza al caminar,  como si estuviera hablando constantemente consigo mismo. Y los brazos que balanceaba eran enormes. Sería  difícil dar una imagen más fuerte de la paciencia tranquila y fría, de obstinación, de flema, al hacer un retrato del agente que a las diez, subió a su cuarto con pasos pesados. Era un  hombre enorme y pesado. Rasgos inmóviles,  marcados. Un aire de ingenuidad palurda.  Un aire terco también,cabezón, obstinado (…) Llenó su pipa con el cuidado que ponía en todo, la encendió y se puso a fumar paseando arriba y abajo por la habitación.”

José Julio Perlado

(Imágenes- 1- Paris— wikipedia/ 2- Jean Gabin – wikipedia)