
La imaginación de Edgar Allan Poe le lleva a decir en uno de sus cuentos que «al llenar un recipiente con esta agua, el líquido estaba hecho de un conjunto de vetas distintas, cada una de un color» y en «Las aventuras de Arthur Gordon Pym», Poe habla de un agua misteriosa que se podía cortar, sobre la que se pasaba un cuchillo y los rastros de la hoja se borraban inmediatamente. García Márquez, por su parte, dentro de sus «Doce cuentos peregrinos» escribe el titulado » La luz es como el agua», relato en que «uno abre el grifo y sale luz. Un chorro de luz dorada y fresca que empezó a salir de la bombilla». Luz y agua que ya había tratado ampliamente el arquitecto Le Corbusier.
José Julio Perlado
