MUJERES (5): MARIE CURIE

Marie Curie encontró un cavernoso hangar en la escuela en que su marido daba clases anteriormente a los estudiantes de medicina. Lo habían usado como sala de disección hasta que se consideró que el espacio no era apto para ello. Apenas había ningún mueble, el techo tenía filtraciones y la única fuente de calor era una vieja estufa de hierro. Parecía una cuadra o un almacén de patatas. Desde el inicio Pierre se concentró en la física y Marie se encargó de la química, lo que requería horas de trabajo físico y agotador.

Cada vez tenía que usar por lo menos veinte kilos de material — decía Madame Curie—por lo que el hangar quedaba inundado de recipientes llenos de precipitados y líquidos. Mover los contenedores por la sala era agotador así como transferir los líquidos y remover durante horas el material incluyendo el recipiente de hierro fundido con la ayuda de una barra de hierro. Al  inicio del proyecto a veces me pasaba todo el día de pie vigilando el material, hirviendo y removiendo una barra de metal que pesaba lo mismo que ella. Al final del día estaba completamente agotada. Fue una época heroica de nuestra existencia común. A pesar de las dificultades de nuestras condiciones de trabajo nos sentimos felices. Los días transcurrieron en el laboratorio.   En nuestro mísero hangar reinaba una gran tranquilidad. A veces, al atender alguna operación,nos paseábamos  de arriba abajo, hablando de la labor presente y futura. Cuando teníamos mucho frío, una taza de té caliente, tomada cerca de la estufa,  nos confortaba.  Vivíamos en una preocupación única, como en un sueño. “

José Julio Perlado

Imágenes- 1- los esposos Curie- wikipedia / 2 y 3 _ Marie Curie y sus hijas en 1908 – Portrait Wellcome Library, London.

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