
Los detalles tienen mucho que ver con la capacidad de observación — decía la mexicana Bárbara Jacobs-. Si un escritor no tiene esa capacidad está obligado a desarrollarla. La del escritor es una vida dividida. Catherine Mansfield decía que ella se encerraba para escribir, pero que colgaba la oreja de la puerta: estaba dentro pero también recogiendo las cosas de fuera. Es una forma de esquizofrenia productiva. El detalle tiene que ver con la profundización y la búsqueda de lo esencial a partir de la observación exterior.
El momento decisivo en la vida de un escritor es aquel en que uno se da cuenta de que escribir es una actividad que le va a tomar veinticuatro horas del día toda su vida. Y no sólo cuando lee o escribe sino en todo momento. Cuando observa, registra y asimila para que todo se destile en lo que uno hace En un sentido general es ése, cuando se piensa: voy a ser escritor.

Los recuerdos de un escritor están en la infancia. A veces pienso que ya no necesito vivir más porque todo lo que he vivido me sigue dando, porque ya no necesito leer más. Pero lo cierto es que uno sigue viviendo y leyendo. Siempre, no obstante, la referencia es hacia el pasado, hacia la infancia. Yo recuerdo en mi infancia un exceso de gente porque vivía en una manzana que era toda de mi familia. Éramos diecisiete niños, y todos los tíos eran también nuestros padres. Los queríamos y temíamos igual. Cuando tengo algo que profundizar en algún sentimiento para retratar a alguien, recurro a mis primos. Aplico a los personajes lo que observé en mi familia. En ese mundo tan cerrado se dieron todos los sentimientos imaginables y casi todos los hechos de la vida: matrimonios, divorcios muertes, traiciones …todo lo que puede hacer interesante la vida se dio ahí. Tengo mucho material esperando.

Imágenes- 1- Bárbara Jacobs/ 2- mural maya- wikipedia/ 3-cabeza olmeca- wikipedia)