«Lagos, cascadas, torrentes, vegas floridas – escribe Rosalía de Castro sobre Galicia -, valles, montañas, cielos azules y serenos como los de Italia, horizontes nublados y meláncólicos, aunque siempre hermosos como los tan alabados de Suiza; riberas apacibles y serenas, cabos tempestuosos que aterran y admiran por su gigantesca y sorda cólera…, mares inmensos…, ¿qué diré más? No hay pluma que pueda enumerar tanto encanto reunido. La tierra cubierta en todas las estaciones de hierbas y de flores; los montes llenos de pinos y de robles; los ligeros vientos que pasan; las fuentes y torrentes derramándose cristalinos (…) Galicia es siempre un jardín donde se respiran aromas puros, frescura, poesía…»
Más que las cosas, a Rosalía – como dije en un artículo – le acompañará siempre el eco de las cosas.
«Recuerda el trinar del ave
y el chasquido de los besos;
los rumores de la selva
cuando en ella gime el viento,
y del mar las tempestades
y la bronca voz del trueno;
todo halla un eco en las cuerdas
del arpa que pulsa el genio.»
No, no es sólo recuerdo
sino que es juntamente
el pasado, el presente, el infinito,
lo que fue, lo que es y ha de ser siempre.»
(Pequeña evocación de Galicia ante el doloroso accidente ocurrido en Santiago de Compostela)
(Imágenes.-1- calle de Santiago de Compostela.-commons- wikipedia/ 2.-Casa- museo de Rosalía de Castro.-turgalicia. es/ 3.- Santiago de Compostela.-domingoaleman.es)


