UN OFICINISTA

 

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«Un oficinista es una persona entre los dieciocho y los veinticuatro años. Los hay mayores, aunque no los tomamos en cuenta aquí. Un oficinista es formal, tanto en su indumentaria como en su estilo de vida. Los informales los soslayamos. De esta última clase, dicho sea de paso, hay poquísimos. Por lo general el oficinista no manifiesta el menor gracejo; si lo hiciera, sería un oficinista mediocre. Un oficinista se permite muy pocos excesos; por lo general no es de temperamento fogoso; por el contrario, posee laboriosidad, tacto, capacidad de adaptación y un sinfín de cualidades tan excelsas que un hombre tan humilde como yo no osa mencionarlas, o apenas se atreve. Un oficinista puede ser una persona muy cordial e intrépida. Conozco a uno que en un incendio desempeñó un papel destacado en las tareas de salvamento. En un abrir y cerrar de ojos, un oficinista deviene en un salvador, por no decir en un hèroe novelesco. ¿Por qué los oficinistas se convierten tan raramente en héroes en las novelas? Es un craso error, que hemos de reprochar seriamente a la literatura patria. Tanto en la política como en los asuntos públicos la formidable voz de tenor del oficinista resuena menos que nada. ¡Sí, que nada! Hemos de subrayar algo por encima de todo: ¡los ofinistas son de temperamento rico, espléndido, original, magnífico! Rico en todos los sentidos, espléndido en muchos, original en todo y por descontado magnífico.

 

oficina- mui- El proceso- Orson Welles- mundodvd com

 

Su talento para la escritura convierte fácilmente a un oficinista en escritor. Conozco a dos o tres cuyo sueño de convertirse en escritores ya se ha cumplido o está en vías de cumplirse. Un oficinista es más un amante fiel que un  bebedor de cerveza fiel, de lo contrario, lapidadme. Posee una especial inclinación para el amor, y es un maestro en toda suerte de galanterías. En cierta ocasión oí decir a una señorita que preferiría casarse con cualquiera antes que con un oficinista, porque eso solo significaba un acopio de miseria. Yo digo, sin embargo, que esa chica debe haber tenido mal gusto y peor corazón todavía. Un oficinista es recomendable desde todos los puntos de vita. Apenas hay criatura de corazón tan puro bajo el sol. ¿Acaso un oficinista asiste complacido a reuniones subversivas? ¿Es por ventura tan desordenado y altanero como un artista, tan avaricioso como un campesino, tan arrogante como un director? Director y oficinista son dos cosas diferentes, unos mundos tan distantes  entre sí como la Tierra y el Sol. No, el espíritu de un oficinista de comercio es tan blanco y pulcro como el cuello alto que lleva, y ¿quién ha visto a un oficinista con otro atuendo que no sea un impecable cuello alto? ¿Quién?, me gustaría saber».

Robert Walser– «Desde la oficina» (Siruela)

 

gentes-vyee-vida cotidiana.ciudades- Paolo Nozolino

 

(Imágenes.-1.-drafthouse com/ 2.- El Proceso- Orson Welles- mundovd com/3.-Paulo Nozolino)

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